KAIRÓS
Él escucha la oración
“Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor”. Cuando se siente el amor de Dios -que es eterno y constante- en nuestras vidas, que nunca abandona la obra de Sus manos, pasamos del encierro a la libertad de espíritu. Doy testimonio de esto, porque el Señor escuchó nuestra oración liberando del poder de la muerte a dos de nuestros nietos, Amelia y Juan Enrique, que viven hoy saludables gracias al amor tan grande que nos tiene.