Una anécdota divertida

Por error, el 22 de febrero asistí a la Universidad Católica invitada para una actividad gastronómica. Cuando me comunico con la responsable, vía celular, me informa que no era ese día sino el 22 de este mes de marzo. Yo, creyéndome muy segura, le digo que leí en la invitación que era ese día, pero como dejo que las cosas fluyan, como debe ser, me quedé un ratico esperando a mi sobrina Angelina, ya que ese era el punto de reunión.

Estoy en el área observando el panorama del entra y sale, porque ya había planificado mi tarde-noche. Mientras camino hacia la entrada del centro académico un jovencito me pregunta que le diga el nombre de una canción de Emilio Prud’Homme y yo, asombrada porque no esperaba que me abordara, le contesto “será un himno”, y me dio el visto bueno, ya que parece que otras personas no acertaron.

Entonces, como Carlos Cabrera, de unos 14 años, me abordó de esa forma, aproveché para preguntarle al grupo integrado además por Bryan Díaz, Felipe y Andrés Lorenzo Echavarría e Iván Tavárez el significado de la palabra “folklore”. Y lo hicieron bien, estaban claros. Luego les pregunto que si la gastronomía forma parte del folklore, con algunas dudas en principio, pero después contestaron que sí. Vuelvo y les pregunto que si la artesanía también es parte del folklore y también lo hicieron y quedé asombrada, porque no todas las personas, incluyendo profesores y estudiantes universitarios, conocen a ciencia cierta nuestra cultura tradicional. Quería saber cómo estaban tan informados y me dijeron que su profesora Felicia Guzmán les enseña folklore en la asignatura de Arte. A todo esto, ellos estaban esperando a sus padres, unos sentados en el contén y otros parados igual que yo. Les expreso que soy la primera directora nacional de Folklore del Ministerio de Cultura y déjenme decirles que ni Fernandito Villalona en su tiempo se sintió como me sentí esa tarde. Se tomaron fotos conmigo y esperé un rato y ya Mariana Echavarría, madre de Felipe y Andrés, me conocía por referencia. Esos jovencitos están ya seguros de las carreras que estudiarán, observé su desenvolvimiento y me encantó pasar ese momento inesperado compartiendo con seres humanos ávidos de aprendizaje. Como dominicana me siento orgullosa de esos chicos.