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COSAS DE DUENDES

Autobuses vacíos desde parroquias llenas

Esta noche, es probable que muchos autobuses vacíos partan hacia la Zona Colonial desde parroquias que se pasan el año llenas de feligreses. Por ejemplo, apenas este miércoles, con el inicio de la Cuaresma, en la parroquia Jesús Maestro, al igual que en muchas otras, los asistentes no cabían. Llegué con mucho retraso y logré estacionarme porque ya alguien se marchaba. La calle y todo el derredor estaban ocupados. Dentro era peor. Personas de pie y sentadas en el suelo abarrotaban cada rincón. Fue necesario reservar bancos para los mayores o con discapacidad. Feliz, contemplaba la cantidad de gente de todas las edades, con su cruz de cenizas. Cerca de mí, había un bebé que no se cambiaba por nadie, con una gran sonrisa y la frente manchada de gris. Pensé en ese momento, que tenemos futuro como iglesia. Que podrá resistir otros dos mil años la institución religiosa que fundó Jesús, pese a la hemorragia de sacerdotes, que lamentó el Papa Francisco, y a que contra ella se levantan, desde dentro y desde fuera, acusaciones merecidas e inmerecidas.

Pero entonces, se terminó la ceremonia religiosa y el padre habló de la Marcha por la Fe que partirá esta noche, a las 7:00, desde la iglesia de Las Mercedes hasta la Catedral. Pues, de ese lugar, colmado de creyentes en cada misa ofrecida ese día, solo una docena de personas se inscribió para asistir a la marcha. Solo 12, como los apóstoles, como si empezáramos de cero. Y el padre decía que esa parroquia de unos pocos, no es la suya. Lo cual saltaba a la vista, son muchos más.

Yo sentí vergüenza, aunque no me congrego en Jesús Maestro, sino en Buen Pastor, porque tampoco me inscribí en mi parroquia para asistir a esa marcha en la que un grupo de católicos busca mostrar la fe de miles de nosotros.

“No voy por mi compromiso de trabajo”, le expliqué a una hermana, que me respondió: “Sí, yo también tengo trabajo, pero hay que buscar la forma de asistir”. Señaló que, como estamos en Cuaresma, podemos participar en la marcha como penitencia. No me gustó esa idea. Si caminamos por la fe, debemos hacerlo con la alegría de aquel bebé que llamó mi atención y mostraba feliz su cruz de cenizas en la frente. Caminar como él y por los niños como él, a quienes debemos enseñarles no cuántos somos los que afirmamos que creemos, sino cuántos estamos dispuestos a dejar nuestra zona de confort para demostrarlo.

Los autobuses salen a las 6:00. Ojalá no partan vacíos desde parroquias llenas.

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