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Diplomáticos

Estar capacitado para representar a la Patria

La diplomacia no es una profesión cualquiera. El profesional de esta carrera debe educarse para construir una imagen positiva de su país donde quiera que lo envíen

Diferencia. El cónsul representa y defiende a los conciudadanos de su país en el lugar donde esté y el diplomático representa el gobierno ante esa nación y vela por las relaciones bilaterales o multilaterales.

Diferencia. El cónsul representa y defiende a los conciudadanos de su país en el lugar donde esté y el diplomático representa el gobierno ante esa nación y vela por las relaciones bilaterales o multilaterales.

De las profesiones orientadas a lo social, la diplomacia tiene la delicada tarea de buscar la armonía entre las relaciones internacionales.

El emisario no es un erudito en un solo tema como otros oficios. Es un experto en distintos conocimientos y debe estar lo más instruido y actualizado posible en todo lo concerniente a lo que representa, que no es una ciencia llena de teorías, sino todo un sistema práctico de modo de vida, creencias, valores y cultura, llamado país.

Pero conocer al dedillo un territorio de 48,670 kilómetros cuadrados no es tan difícil.

Lo retador es interpretar la situación económica, política y social de naciones con la cual República Dominicana tiene un vínculo o busca tenerlo.

Ada Hernández, especialista en Diplomacia Comercial, con vasta experiencia en gestión cultural, afirma que el diplomático moderno ha tenido que revolucionar, porque el mundo lo ha hecho.

Dice que un buen diplomático no puede improvisar: “Nuestros representantes tienen que estudiar y saber de negociaciones, Derecho, Política, Comercio, y cultura general. Cuando estás fuera tienes que estar muy empapado de lo que pasa aquí para poder hablar con propiedad y hacer los nexos necesarios para beneficio de tu nación, por eso se imparte la carrera”, asegura convencida de que el constante aprendizaje es vital.

Legislación a favor de la formación Cuenta que la Ley 630-16 es la nueva normativa que rige a los diplomáticos, promulgada en julio del año pasado, y se considera que ésta viene a revolucionar la ‘casa’.

“Esto es un gran avance para la diplomacia dominicana.

Teníamos un código desactualizado de 1964.

Con este reciente estatuto se está trabajando en el reglamento que nos va a regir de ahora en adelante. Por ejemplo, ahora el que quiera ser diplomático tendrá que concursar, y si gana, realizar un curso de formación en el Instituto Diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores”, señala la experta.

Esto les permite a los diplomáticos representar con mayor propiedad el país y la carrera per se.

Otro factor positivo es que la Ley contempla que tiene que haber una cuota de 50% de diplomáticos de carrera designados y la otra mitad enviados por el gobierno de turno.

“Además organiza los años de servicio y estudios pertinentes para los ‘rangos’ diplomaticos.

Empezando por primer, segundo y tercer secretario; luego consejero, ministro consejero y embajador”, destaca emocionada.

Arte y vocación Hernández afirma que a pesar de lo imprescindible de la formación, el embajador requiere de condiciones humanas como ser un buen comunicador, tener mucho tacto y ojo clínico; sin embargo, expresa que, lo más importante es la vocación de servicio y el amor a la Patria.

“Somos servidores públicos, no le servimos a un partido ni a una ideología política. Nos tiene que doler nuestra Patria y nuestra gente. En mis clases siempre repito a mis estudiantes que tienen que olvidarse de que yo soy Ada, Juan o Pedro. Es estar convencido de que yo soy República Dominicana, que la represento y que tengo que comportarme como tal”.

((Experta

Ada Hernández

Contadora de base, es una de las fundadoras de la carrera de diplomacia en la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD). Desde ahí, confiesa que se enamoró de la profesión.

Fue de la primera promoción que realizó la maestría en Diplomacia en esa casa de altos estudios.

Fue la encargada de gestión cultural por seis años en la embajada dominicana en Washington, y duró tres años siendo emisaria en la embajada de Venezuela.

La especialista en Diplomacia Comercial es actualmente embajadora y vicerrectora académica y docente en el Instituto de Educación Superior en formación Diplomática y Consular, INESDYC, donde imparte la materia de Gestión Cultural.

Desde que se graduó, cuenta entre risas, que colgó su título de contadora, y se ha dedicado en cuerpo y alma, hasta el sol de hoy, a la diplomacia.

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