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Viaje

Pequeños y originales cafés sólo abren en horas del día

Pizarra. En el Café Don Juan, los sandwiches artesanales llevan nombres de personas, Don Ramón, Don Pablo, Doña Luisa, Doña Lola.

Pizarra. En el Café Don Juan, los sandwiches artesanales llevan nombres de personas, Don Ramón, Don Pablo, Doña Luisa, Doña Lola.

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

-I-

Abren en la mañana. Cierran en la tarde temprano. Son locales pequeños cuya creativa decoración de muy diverso estilo (rústico, típico, moderno, pop) aporta al local un encanto original. Son cafés o coffee-shops que manejados generalmente de manera familiar como pequeñas empresas se ubican, sobre todo, en zonas donde funcionan departamentos gubernamentales de Puerto Rico. De ahí sus horarios: 7:00 a 2:00, 8:00 a 5:00, por ejemplo. Aún así, también tienen clientes de cercanas residencias o que acuden a comercios y plazas. Ninguno, empero, ofrece café descafeinado. Es que los boricuas alardean de su buen café expreso. No conciben un expreso descafeinado, pero sí pueden incluir leche de almendra en su lista de bebidas.

Por la importancia que los puertorriqueños otorgan al café organizan con regularidad concursos de “baristas”. (Barista, define Wikipedia, es el profesional especializado en el café de alta calidad, que trabaja creando nuevas y diferentes bebidas basadas en él, usando varios tipos de leches, esencias y licores, entre otros. También es el responsable de la presentación de las bebidas y puede complementar su trabajo con ‘arte del latte’). Conocí a uno de ellos: Oscar, amigo de mi nieta Carmel y ganador de un segundo puesto. Trabaja ahora en el café Don Juan, de El Señorial Mall.

En un recorrido por varios cafés, aparte del Don Juan en el barrio de Cupey, cuyos sándwiches artesanales llevan nombres de personas, mi hija Carmen me lleva a aquellos ubicados a corta distancia entre sí para quien va en auto: Café con Alma, Café Negro, Café Dos Molinos, Café Blanco y NegroÖ Hoy traigo a colación estos dos últimos. La próxima semana hablaré de los dos primeros. Cada local rezuma una original ambientación. Entre ellos no hay parecido alguno.

En el reducido espacio del Café Blanco y Negro, situado en un local de esquina con entrada por la calle Winston Churchill número 2017, la rusticidad está a la orden del día. Los topes de sus mesas son palés de madera, mientras las patas son tubos de metal. Los bancos están forrados en tela de saco donde incluso puede leerse la marca de un café: el Zumbador “de propiedad familiar”. Las sillas son negras, como el muro sobre el cual se recuesta el espaldar del banco. En un muro lateral, su logo de círculos concéntricos se proyecta gigantesco en blanco y negro.

En cuanto al pequeño Dos Molinos, en la calle Paraná número 1720, atrapa fácilmente la atención por su fachada negra. Sorprenden además, en un muro interior, las siluetas de la evolución del hombre según la teoría de que el ser humano desciende del simio. Lo representan a partir de cuando camina a cuatro patas hasta como es hoy día: erguido sobre las dos piernas. En este caso, con un maletín en la mano. (No lo fotografiamos porque la mesa delante estaba ocupada).

Circular. El logo del café tiene los mismos colores que su nombre, Blanco y Negro.

Rústico. En Blanco y Negro el tope de la mesa es de palé y el forro del espaldar del banco es de tela de saco.

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