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POBLACIÓN. JÓVENES Y SALUD MENTAL

Jóvenes y salud mental

Demandas académicas, familiares o económicas a las que no pueden dar respuesta inciden en el desarrollo de problemas como ansiedad, estrés y depresión.

Elementos de la personalidad, familias disfuncionales, falta de oportunidades y demandas sociales propias de la etapa por la que atraviesan impactan negativamente la salud mental de los jóvenes.

Esos y otros factores de riesgo se combinan y desencadenan en parte de la población joven problemas como depresión, ansiedad, estrés, trastornos de personalidad y adicciones.

La psiquiatra infanto-juvenil Zuleika Morillo y la psicóloga clínica Rosalía Peña analizan la situación de la salud mental en los jóvenes dominicanos.

Presiones alteran el bienestar emocional Los jóvenes dominicanos enfrentan problemas de salud mental como las adicciones, los trastornos del estado de ánimo, la ansiedad y los trastornos adaptativos, dice la psiquiatra Zuleika Morillo, coordinadora de la primera Residencia Médica Psiquiátrica para Niños y Adolescentes que funciona en el país.

“Muchos jóvenes tienen ciertos elementos dentro de su personalidad que les hacen desarrollar trastornos adaptativos y esto les dificulta muchísimo avanzar y realizar sus proyectos”, expresa la médico psicoterapeuta y psiquiatra infanto-juvenil.

Por otro lado, Rosalía Peña, directora de Orientación Profesional de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), dice que los estudiantes que buscan ayuda en esa dependencia muestran con frecuencia autoestima baja (“es una constante”), ansiedad, estrés y depresión. Menos comunes son los trastornos de personalidad.

Demandas académicas, familiares, económicas o sociales a las que los jóvenes no pueden dar respuesta inciden en el desarrollo de esos problemas.

Estado de bienestar ¿Qué se espera de un joven mental y emocionalmente sano? De acuerdo con Morillo, la respuesta a esta pregunta depende de la edad.

En la adolescencia tardía (entre 17 y 21 años), un joven experimenta los miedos típicos que vienen con los cambios y transiciones de la vida, pero muestra su deseo de autonomía y cuenta con vínculos emocionales y sociales establecidos en la etapa anterior.

Del adulto joven (de 22 a 30 años) se espera que pueda avanzar un paso más allá. Si bien tiene mucho que ver con la cultura, el joven adulto ya comienza a pensar en formar su propia familia. Además, no solo debe concluir sus estudios de grado; piensa en la especialización a fin de responder a las demandas de la sociedad, ya que su principal preocupación gira en torno a producir para mantener su autonomía.

“La sanidad mental”, aclara Morillo, “tiene que ver con los contextos, o sea, que se pueda manejar en el contexto familiar, en el contexto de la escuela, en el contexto de los grupo de iguales, de una forma que le dé satisfacción a él y a los contextos”.

Para Peña, entretanto, el joven muestra su bienestar mental cuando reacciona “de manera equilibrada ante las demandas que le hace el medio”.

Presión académica La presión académica, una de las principales demandas que enfrentan los jóvenes en la escuela y la universidad, puede afectarlos desde el punto de vista emocional y psicológico.

El no darse tregua en la persecución de un objetivo académico puede bloquearlos e impedir que evolucionen.

Morillo expresa: “Los jóvenes se ponen un punto donde ellos consideran que tienen que llegar, pero no se dan el tiempo que requierenÖ Tenemos jóvenes muy talentosos que no quieren esperar ese tiempo y eso les genera ansiedad, trastornos del sueñoÖ”.

En ciertos sectores de la sociedad la presión no viene por la necesidad de obtener muchos títulos, sino por la falta de acceso a las oportunidades.

Peña comenta que muchos jóvenes se deprimen porque ven a personas sin méritos académicos acumular grandes riquezas.

“La sociedad no le garantiza nada al joven estudiante dominicano”, asegura la psicóloga clínica y escolar. “Eso te lleva a la ansiedad, al estrés, la depresión. Tú tienes una presión económica porque ya no te están sosteniendo y ya tú eres un profesional”.

Nuevas tecnologías Las nuevas tecnologías inciden en la salud mental de los jóvenes en la medida en que sustituyen el contacto humano presencial.

“Cuando a ti ya no te hace falta el contacto físico con el otro, ya tú estás sustituyendo a la persona por el equipo”, explica Peña.

Morillo advierte contra la dependencia de la tecnología, así como contra el acceso de los jóvenes (específicamente de los adolescentes) a contenidos inadecuados para ellos. En estos casos, señala, la tecnología se convierte en una puerta de entrada para desarrollar condiciones de salud mental.

Prevención Una familia unida, una institución que le brinde apoyo, profesores que le den afecto y un Estado que promueva la salud mental sirven como factores protectores para el joven.

Por eso, Morillo y Peña coinciden en que tanto la familia como el Estado deben trabajar para forjar jóvenes psíquica y emocionalmente equilibrados.

La familia, sin importar su tipo, tiene que mantener la unidad, los lazos afectivos y la buena comunicación. Mientras, el Estado debe desarrollar y apoyar programas de prevención.

“Las escuelas son básicas”, dice Morillo. “También las instituciones religiosas, porque ahí se gestan valores que se convierten en elementos protectores”.

Peña apunta, además, a las universidades. A pesar de tener un público eminentemente joven, la mayoría de las instituciones de educación superior no cuenta con programas preventivos de salud mental. “Existen programas remediadores”, concluye la psicóloga.

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