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De Madrid al cielo y desde allí un agujerito para verlo

De Madrid al cielo y desde allí un agujerito para verlo. El refrán, ¡quién sabe de cuándo data! Unos cuentan que nació en un verso de Luis Quiñones de Benavente en su obra Baile del invierno y del verano: “Pues el invierno y el verano, en Madrid solo son buenos, desde la cuna a Madrid, y desde Madrid al Cielo”. El diario ABC agrega que los vecinos de la Casa de Campo le dan otro origen: desde las copas de los árboles en el Cerro Garabitas, hay luces que ascienden al cielo, creen que son las almas de los difuntos madrileños que desde allí, luego de reunirse cada noche, ascienden al cielo. “Las luces probablemente son luciérnagas o fuego de San Telmo”.

Haciendo mío tal refrán deambulo por Madrid, dispuesta a degustar un típico cocido en la Taberna de La Daniela, de la calle Cuchilleros. (Tiene locales en otros puntos de la ciudad). Lo primero que me entregan es una carta solo dedicada al cocido de la Señá Daniela, con descripciones del plato, que se sirve en tres “vuelcos”, amén de versos alusivos a este. Aquí el cocido es el rey.

Antes de llevarlo a la mesa colocan sobre el plato sopero ¡un babero para adultos! Sí, me lo pongo. Primero traen el caldo, y en una salsera dos tipos de salsa; en otra, cebollitas y guindillas. Pregunto al mozo si son para echar al caldo. “No, no, esto es salsa con tomates frescos para el pan”. ¿Y este otro? “Para comer al mismo tiempo que el caldo o después, pero no para echárselo”. Casi meto la pata. El segundo y tercer vuelco (garbanzos con verduras, y carnes respectivamente) vienen en un solo plato. La ración es abundante. Da para dos personas.

Mientras lo acompaño con cerveza, me dedico a leer sobre este plato: “El cocido es un manjar de reyes y cardenales, de engolados y de ‘Aldonzas’, de albañiles y cabales. El cocido es en Madrid base de nuestros ancestros, aristocrático y pobre, todos lo catan queriéndolo. Es plato único en tres, es lujo de la cocina, nadie se resiste a él”. Este, empero, no me convenció en demasía. Eso sí, como colofón, la tarta de manzana resultó deliciosa.

Ya de vuelta a la calle Mayor, en vez de caminar decido pasear en uno de los autobuses Hop On Hop Off. En la Puerta del Sol subo en uno de Madrid Visión, que ofrece varias rutas, cada una con paradas en el trayecto para subir y bajar al antojo de cada cual. Algunas paradas son enlace entre rutas. Voy sentada en el segundo piso, o piso panorámico, a cielo abierto, para mejor mirar el ambiente citadino de la capital de España, mi ciudad predilecta.

Bus Hop On Hop Off A la fecha de montar en este bus, el precio por adulto ascendía a 21 euros un día, pero los mayores de 65 años de edad pagan menos. Mi boleto lo compré en el hotel por 10 euros. La misma tarifa de 10 euros era aplicada a niños entre 7 y 16 años de edad. Si son varios los miembros de una familia, reducen el precio. También hay boletos para dos días.

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