Hacia la nueva poesía social

Comparto el criterio de una poesía abarcadora en República Dominicana, en la que se recuperen los considerados valores arcaicos de la poesía y en la que lo social vuelva a ser el sentido esencial, porque sin la gente, sin los contenidos y sin las vicisitudes de los seres humanos, para nada vale escribir. Hay que volver a los barrios, recoger los frutos de Hay un país en el mundo, de Pedro Mir, y reinsertarnos hacia el concepto del hombre desde el pensamiento preocupado. Hay que volver a la poesía preocupada de la denuncia sin caer en lo ideológico militante. En esta nueva poesía de lo social asumiremos los postulados del interiorismo, con sus postulados de la metapoética, la búsqueda de la luz a partir de lo espiritual, del ser acoplado al escrutinio de la denuncia, como estética eminentemente poética que se desligue de concepciones creativas ininteligibles, pues de nada vale una poesía elitista para sectas minúsculas de grupos iniciados. Por supuesto, no significa vulgarizar la creación, sí integrarla a un sistema de cosas, cuyos valores sean tan amplios, vitales y abarcadores, que recojan el sentir de la gente, necesitamos una fotografía de la sociedad. Volver al hombre desde el hombre es lo que se impone, sin abandonar los usos democratizadores de las nuevas tecnologías para incorporar, como ya está incorporada, una poesía que desencarne la mirada del mundo desde las redes, que llame la atención, sin objetivos políticos, con la convicción del arte por el arte y desde el escándalo de una vanguardia con los valores del ayer, registrados en la poesía humana.