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Curso de oratoria

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María Antonietta RonzinoSanto Domingo

‘Cómo aprender a hablar en público en 10 lecciones’ Autor: Adriano de la Cruz.

Encontrar a alguien que te anime a hacer algo y te ponga una especie de almohada si te sientes indecisa es difícil, pero yo lo encontré al iniciar mis estudios de periodismo en el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP)”, que dirigía Salvador Pitaluga Nivar, en la calle El Conde. Se trata de Adriano de la Cruz, quien ejercía como profesor en la mencionada escuela. Y no era solo el profesor, sino como un hermano, como un cómplice en el buen decir de la palabra. Él también me aconsejó estudiar Derecho, después en la Universidad Interamericana.

De la Cruz fue, además, un asesor académico de mis hijas cuando ellas lo necesitaron, porque: “Es un animador vocacional, entusiasta, dueño de una comunicación febril de tú a tú, y frente al público”, según dice el profesor Lipe Collado en el prólogo del libro “Curso de oratoria”. También agrega: “Siendo él un Departamento ambulante de relaciones humanas, su fuerte radica también en su oratoria fácil: devenido en el maestro de ceremonia de numerosos actos culturales y no culturales”. El profesor Adriano señala en la introducción del texto: “Estoy convencido de que se aprende, porque lo mismo que escribo aquí es lo que digo en mis cursos de oratoria, y los resultados han sido sorprendentes”.

El autor pregunta ¿qué es el discurso? Y responde: “Todos los días conversamos con los demás y les formulamos gran cantidad de mensajes. Algunos de ellos intrascendentes, otros, con cierta novedad e interés, razones que nos abren un espacio de motivación entre nuestros interlocutores. Hablar hoy ha perdido su gravedad e importancia, por la falta de organización y de seriedad que ha tomado la ejecución de una actividad que tiene como fundamento la realización del ser humano. Hablar se ha convertido en una odiosa e intrascendente rutina que nadie valora”.

Adriano hace énfasis en agregar que no afirma que el mundo esté vacío, que carezca de orientación y valorización. Solo señala la necesidad de que cuando alguien hable le dé consistencia y validez a las cosas que diga.

Este libro es de fácil, de amena y valiosa lectura, por lo que considero que, leyéndolo, vamos a aprender y, por lo tanto, a perder el miedo al dirigirnos al público cuando la ocasión lo amerite.

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