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MUSEO

Desde el interior de Hemingway en Cuba

SE ENCUENTRA A UNOS 30 MINUTOS DE LA HABANA

Cabezas de ciervos, kudús, gacelas y otros antílopes, así como unos nueve mil libros distribuidos por doquier dan la bienvenida a quienes se asoman por las ventanas para conocer el interior del hogar donde vivió el escritor Ernest Hemingway (1899-1961), durante dos décadas en La Habana, Cuba.

Al llegar allí, no resulta difícil pensar que si Hemingway hubiese tenido la oportunidad de elegir dónde nacer, habría elegido La Habana, porque en esta capital, el autor de “El viejo y el mar” dejó muchos recuerdos.

La Finca Vigía, que pasó al Gobierno cubano luego del suicidio del escritor y se convirtió en museo, está a unos 30 minutos del centro de la ciudad, en el poblado de San Francisco de Paula, en las afueras de la capital cubana. Fue comprada por Hemingway en los años 40 a una familia española y cuenta con 4.3 hectáreas.

Su interior luce, según una guía turística de la finca, “tal cual como el Nobel de Literatura la dejó antes de ir a Estados Unidos para tratarse sus problemas de salud, pues padecía cáncer en el hígado, en la piel, era diabético y estaba depresivo”.

La casa cuenta con una sala, tres habitaciones: la matrimonial, que está clausurada, una en la que el autor escribía de pie, y otra de visitas; comedor y cocina. En sus paredes colgaban las cabezas de animales que cazaba en África; eran sus “trofeos de caza”.

Además de la casa, la finca cuenta con una piscina, una edificación de dos niveles en la que el autor creó un estudio para escribir y que, según la guía del museo, nunca se utilizó para tal fin. En el primer nivel de esta construcción estaba la casa de sus 53 gatos.

También hay una cabaña que utilizaban los hijos de Hemingway cuando lo visitaban. Actualmente funciona como un área de multiservicios de la administración del museo.

“AMOR” POR PERROS Y GATOS Lo inexplicable para algunos de los que hacen el recorrido en la finca de Hemingway, que se debe hacer mirando por las ventanas y puertas de la casa, ya que está prohibido el acceso al interior por motivos de seguridad, es que siendo un hombre que cazaba tantos animales pudo tener 53 gatos y nueve perros. Cuatro de estos últimos están enterrados en el cementerio que el escritor creó para ellos.

Sus gatos tenían las mejores atenciones. En la finca hubo cuatro vacas que eran utilizadas para la leche de dichos mamíferos.

Sala. Aquí se encuentra el sillón favorito de Hemingway, donde se sentaba a leer.
En esta casa se escribió El viejo y el mar.

Trofeos de caza. Un murciélago, una iguana y una cabeza de leona están entre sus cazas.

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