La importancia de recobrar la confianza

Hablar mentira no es una buena alternativa para lograr quedar bien con algo o con alguien. Es una poderosa razón para que dejemos de confiar en las personas.

Cuando esta situación se da dentro del seno familiar, es decir, que los hijos dejan de confiar en los padres, los padres en ellos, o la pareja en sí, esto puede crear una situación delicada que afecte la paz del hogar.

Es entonces cuando debemos comprometernos como padres y madres, y buscar la forma de solucionar este tipo de inconvenientes que puede acabar con la tranquilidad de los miembros de la familia.

Cuando son los padres los que desconfían de algún hijo, lo primero que se debe hacer es evitar los sermones. Hay que estar claro en que siempre vamos a estar ahí no importa cuál sea el resultado, sin recriminaciones, pero sí con mucho amor, comprensión y concienciación de lo que pueda ocurrir con ellos por no ser debidamente tratados luego de un error. Hay que darle un voto de confianza, una segunda oportunidad, que sepan que todavía hay confianza.

Así se logra un avance en la construcción de esa confianza que necesitan los infantes para ser luego adultos mentalmente sanos y lograr los resultados que todo padre quiere para sus hijos.

Para construir la confianza, los niños, las niñas y los adolescentes necesitan precisamente la misma confianza. Ellos necesitan saber que si se equivocaron van a recibir una lección en la conciencia, no en los sentimientos con la manipulación, ni en el dolor con el castigo físico. Una vez esa primera lección es aprendida, se hace una práctica de vida cotidiana.

Es a partir de esa práctica que, de adulto ellos actuarán de manera sensata y evitarán a toda costa que se altere la paz de sus hogares. Ayudarlos a confiar uno en el otro, a que se den una segunda oportunidad después de haber cometido un error, es una forma saludable de educarlos y fomentar en ellos y próximas generaciones correctas conductas.