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OFTALMOLOGÍA

Presbicia y cataratas

Estas dos condiciones afectan el cristalino, una especie de lente natural biconvexo situado detrás del iris y la pupila

Existe una relación entre la presbicia y las cataratas. Ambas condiciones afectan el cristalino, una especie de lente natural biconvexo situado detrás del iris y la pupila.

Mientras la presbicia, una dificultad para ver de cerca que se manifiesta a partir de los 40 años, se produce por el endurecimiento del cristalino; las cataratas obedecen a la opacidad de la misma estructura.

“Hoy día en los grandes congresos mundiales se dice que la presbicia es el preámbulo de la catarata”, afirma Carlino González, cirujano oftalmólogo. “Una va de la mano de la otra”.

Una persona con presbicia que se someta a cirugía para dejar de usar espejuelos estaría entonces previniendo el avance de una catarata, problema común en las personas mayores.

“Es como hacer una profilaxis de cataratas”, dice González.

La presbicia y las cataratas se corrigen en quirófano reemplazando el cristalino por un lente intraocular. Pero no todos los pacientes aplican para el mismo tipo de lente.

Ver a través de otro cristal A partir de los 40 años el cristalino del ojo comienza a endurecerse y el músculo que modifica su tamaño para enfocar, a debilitarse. ¿El resultado? Una disminución en la acomodación para enfocar objetos cercanos conocida como presbicia o vista cansada.

Con la edad -y por la acumulación de radiación ultravioleta- el cristalino sufre otro cambio importante: empieza a perder su transparencia. Se torna primero amarillento, con el paso del tiempo, ámbar, y en casos extremos casi marrón. Un cristalino opaco, que impide el paso de la luz hacia la retina, recibe el nombre de catarata.

La operación para corregir la catarata, en la cual se sustituye el cristalino por un lente intraocular de acrílico ciento por ciento biocompatible, representa la cirugía oftalmológica más frecuente.

Los modernos lentes intraoculares pueden ser monofocales o multifocales. Estos últimos, prescritos como tratamiento definitivo para corregir la presbicia, permiten enfocar tanto de lejos como de cerca; sin embargo, no pueden implantarse en todos los pacientes.

“Cuando uno va a seleccionar a un paciente para operarlo de presbicia toma en cuenta muchas cosas”, dice Carlino González, cirujano oftalmólogo de la Unidad Oftalmológica.

No se recomiendan los lentes multifocales a pacientes diabéticos insulinodependientes o con enfermedades del sistema inmunológico como esclerosis múltiple o lupus eritematoso.

“Los lentes intraoculares multifocales no admiten mucho error, en el sentido de que se te disminuye mucho la sensibilidad de contraste y si tú pones ese lente en un paciente al que, por su diabetes, le cambia mucho la refracción... pues cuando tienen este tipo de lente dentro la visión les disminuye más, aunque luego se ponga normal”, explica González.

Este tipo de paciente tiene, además, propensión a sufrir daños en la retina (retinopatía diabética) y la mácula, que deben estar sanas para que el lente intraocular funcione de forma correcta.

“Claro está”, afirma González, “si un paciente tiene cataratas, tú tienes que ponerle un lente intraocular, y si tiene ese tipo de problemas tú eliges un lente intraocular monofocal porque, para no ponerle nada, es mejor ponerle un monofocal”.

Ojo seco, irregularidades en la córnea y glaucoma también excluyen a una persona del uso de lentes intraoculares multifocales. González toma en consideración incluso el aspecto psicológico.

“A un paciente obsesivo, muy perfeccionista, preferimos no colocarle el lente, así no tenga ninguna de las contraindicaciones”, señala el experto.

Por las noches, algunos pacientes con lentes intraoculares multifocales ven halos alrededor de las luces, una molestia que no hace felices a los pacientes más exigentes.

“En este tipo de cirugía el éxito es directamente proporcional a la satisfacción del paciente”, expresa el médico, para quien no solo cuenta el que la cirugía haya sido ejecutada correctamente, sino que el resultado satisfaga al paciente.

Alternativa ¿Qué opción hay para las personas que no aplican para el implante de lentes multifocales pero que no desean usar espejuelos para la presbicia? En estos casos, explica González, los oftalmólogos se valen de un “truco”: implantan en un ojo un lente monofocal que enfoque bien a distancia y en el otro ojo colocan un lente también monofocal que le permita al paciente ver bien de cerca.

La técnica, conocida en oftalmología como monovisión, se ha aplicado por muchos años con lentes de contacto en pacientes con presbicia que no quieren llevar espejuelos.

El aumento que necesita cada ojo y por tanto los lentes a implantar se calcula con máquinas muy precisas.

Aunque puede durar todo el resto de vida del paciente, existe la posibilidad de que haya que extraer un lente intraocular a causa de una infección o que haya que recolocarlo luego de un trauma o golpe en el ojo.

Procedimiento La cirugía de cataratas se conoce como facoemulsificación con implante de lente intraocular; en el caso de presbicia se habla de facorrefracción. Sin embargo, de acuerdo con González, el procedimiento es básicamente el mismo. Bajo anestesia tópica (gotas) se realizan dos incisiones milimétricas en el ojo, se abre el cristalino y con ayuda de una sonda con ultrasonido se secciona y aspira este lente natural. Finalmente se implanta el lente intraocular apropiado para la persona, ya sea multifocal o monofocal.

Algunos especialistas realizan la cirugía con ayuda del láser de femtosegundo, pero esta tecnología dispara el costo del procedimiento y hace que se tome más tiempo. Además, la operación en sí no se practica con láser, sino con el ultrasonido, que es el que desintegra y absorbe la catarata.

“Una de las preguntas que hacen los pacientes es con cuál de los dos métodos yo voy a quedar mejor. Y la respuesta es muy simple: con los dos va a quedar igual”, señala el oftalmólogo.

Si bien la operación depende en buena medida de la pericia del cirujano en el quirófano, también depende del tiempo invertido en consulta y de los estudios previos.

La cirugía tarda alrededor de diez minutos y, de preferencia, no se operan ambos ojos el mismo día. ¿Por qué? Porque si se produce una infección en un ojo, hay grandes probabilidades de que el otro también se infecte. Además, si hubiera un error en el cálculo del primer lente implantado (“Es muy raro, menos de un uno por ciento”, asevera González), existe la posibilidad de que el cálculo del segundo lente también esté errado.

“Si los operaste los dos el mismo día -declara Gonzáleztienes que sacar los dos lentes para intercambiarlos”.

(+) ¿EXISTE RIESGO DE CEGUERA? ¿Existe en la cirugía para sustituir el cristalino el riesgo de que la persona pierda la visión? “Sí, sí existe”, responde el oftalmólogo Carlino González, “aunque es de 30,000 casos, uno”.

Hay situaciones que escapan de la pericia del cirujano y del buen funcionamiento de los equipos. En pacientes de edad muy avanzada y con problemas vasculares que se operan de cataratas, puede presentarse la emergencia conocida como hemorragia espontánea expulsiva.

“Ha sucedido y es lo que todo cirujano teme que pueda suceder”, afirma González.

También existe el riesgo de infección, pero en este caso sí hay forma de volver a operar para tratar de conseguir una mejor visión.

“Cuando existen esas complicaciones, por lo general, la visión no queda como tú querías que quedara; salvaste el ojo y ve algo o poco, pero no se perdió la visión totalmente”, concluye González.

La presbicia suele corregirse con la indicación de anteojos para leer, pero no todas las personas desean usar espejuelos y por eso optan por la cirugía. Las cataratas no se corrigen con gafas, sino únicamente mediante su extracción.

Intervención. La cirugía tarda alrededor de diez minutos y, de preferencia, no se operan ambos ojos el mismo día.

Especialista. Carlino González, cirujano oftalmólogo.

La cirugía para corregir las cataratas o la presbicia es ambulatoria y no requiere hospitalización. Las evaluaciones postoperatorias se inician al día siguiente de la intervención.

Los antiguos lentes intraoculares estaban fabricados de polimetilmetacrilato o silicón. Hoy se reconoce que el mejor material es el plástico acrílico, dice González.

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