Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

VIDEO

Así es cómo vive una señora en la calle por tres años

Sus piernas están heridas, pero más quebrantado está su corazón. Las lágrimas cubren su rostro al recordar las vicisitudes que durante tres años ha tenido que pasar desde que se quedó sin techo, producto de un incendio.

Su fe le da fuerzas. Con la Biblia abierta en el libro de Joel, aguarda por un milagro, sentada sobre un banco frente al hospital Robert Reíd Cabral, el que ha sido su hogar desde entonces.

Doña Zenaida Margarita, a sus 62 años ha tenido que luchar contra el cáncer y desde hace unos años no puede caminar debido a las dolorosas llagas en sus dos piernas.

No tiene familia, y la que considera como suya son los estudiantes del instituto Loyola, la Universidad del Caribe y sus hermanos en la fe, que le dan de comer y le expresan amor.

“Ellos pasan (los estudiantes) y me dicen doña Margarita espero que cuando regresemos de vacaciones ya usted no esté aquí, sino que tenga un hogar”, cuenta y se quebranta.

Su vivienda estaba ubicada en el sector Manoguayabo, pero fue destruida por un incendio que según afirma fue provocado, episodio de su vida que afirma ya no quiere recordar.

Doña Margarita, como todos suelen llamarla, padece de anemia falciforme o falcemia, y lamenta que tan cerca de un centro de salud, todos allí le nieguen la ayuda.

Algunos de los medicamentos que necesita son suplidos por quienes se han conmovido por su historia y por la miseria en que vive.

Se cubre del sol y la lluvia bajo una lona y fundas plásticas, pero la humedad empeora su salud cada día.

“Yo misma me curo las piernas”, contesta, mientras muestra una funda con gasas, tijeras y cremas.

Indefensa

Bajo la carpa doña Margarita tiene varias cubetas con agua, ahí cubriéndose con las fundas plásticas se baña, pués no hay un lugar donde pueda hacer sus necesidades.

El agua y otras cosas que pueda necesitar se la buscan algunas personas que hacen vida en la zona y quienes le han servido de sostén, sin embargo otros, han cargado con el dinero que le donan.

“Se me llevaron los chelitos de los medicamentos”, cuenta y llora. El dinero no es lo que le duele, afirma, sino que son personas que se acercan para ganar su confianza quienes le roban.

La dama ha clamado por ayuda al gobierno, pero estos se han hecho los ciegos a su situación.

Dice que ella estudió gastronomía por nueve años y el dinero que ganó trabajando en la cocina se gastó en los medicamentos y procedimientos a los que tenía que ser sometida su madre, quien murió de cáncer de hígado.

Su confianza está puesta en Dios. Cree firmemente en que la realidad que hoy vive no será su final y que algún día terminará su dolor.

“Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado”, cita el capítulo dos del libro de Joel.

Tags relacionados