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ENFOQUE

Norcorea: la tormenta se acumula

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Homero Luis Lajara SoláSanto Domingo

“Maniobrar con un ejército es ventajoso. Maniobrar con una multitud indisciplinada, es peligroso”. -Sun Tzu-

Los principios de la guerra poseen tres aristas, una de ellas política, que abarca el ámbito económico y geopolítico, y las otras dos se desarrollan en los aspectos religiosos y militares. Según afirman algunos teóricos, para poder entender esta última, sería necesario aplicar parte de los fundamentos de la filosofía holística que pregonaba Sun Tzu, 500 años a. de C. donde se da a entender claramente que “la guerra no es un fin en sí misma, por lo que no bastaba ganar batallas si no se doblegaba la voluntad del adversario”, teniendo presente que la mejor de las guerras es ganar sin combatir.

Partiendo de estos argumentos, me gustaría abordar las particularidades del conflicto, hasta ahora “disuasivo-diplomático”, entre Corea del Norte y Estados Unidos, que para su comprensión es esencial tener presente, en principio, que desde el año 1953 lo que ha habido es un armisticio y no un tratado de paz entre las dos coreas (Norte y Sur), cuyos antecedentes abordé en un ensayo titulado “Vientos de Guerra en Asia Oriental” (Listín Diario,10/4/2013).

De acuerdo con el analista estadounidense Michael Peck, en el plan bautizado como OPLAN 5015, que se trata de mantener en secreto, Washington había adoptado en el 2015 un nuevo enfoque respecto al viejo problema de cómo luchar contra una Corea del Norte belicosa y su enorme arsenal de armas convencionales y no convencionales.

Supuestamente ahora, Estados Unidos en el mismo OPLAN 5015, han adoptado otro enfoque del siglo XXI de guerra limitada, basado en fuerzas especiales y armas de precisión, donde se incluye minimizar víctimas y el colapso del gobierno de Norcorea.

Al enviar el gobierno USA una flota de ataque rumbo a la península coreana, con el propósito evidente de impulsar y reforzar su capacidad disuasiva como reacción al programa nuclear de Pyongyang, más la presencia del grupo aeronaval y su portaaviones de propulsión nuclear de la clase Nimitz, USS Carl Vinson, bajo el mando del almirante Harry Harris, jefe del comando estadounidense del Pacífico, también dirigiéndose al oeste del océano Pacífico, próximo a la península de Corea, se han hecho sentir de nuevo las brisas macabras de vientos de guerra en el lejano Oriente.

Pyongyang, con el lanzamiento de prueba de un misil balístico en el mar de Japón (mar del Este), ha hecho reaccionar al coloso del Norte, a tal punto que el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, ha manifestado públicamente que su país estaba resuelto a enfrentar unilateralmente a Corea del Norte.

Con estas acciones, la tensión ha ido incrementándose, tras las alusiones de Washington a un ataque preventivo a Pyongyang en respuesta a otra prueba de misiles efectuada por éstos -el misil falló explotando pocos segundos después del despegue-, el pasado 28 de abril, con la osadía de la exhibición en un desfile militar de unos supuestos nuevos proyectiles intercontinentales. A ese escenario se agregan las fotos satelitales tomadas a su centro de pruebas nucleares en Punggye-ri, donde parece indicarse que se alistaban para otra prueba nuclear.

La reacción del gobierno de Corea del Norte ante el rumbo del USS Carl Vinson hacia la península de Corea, fue también contundente: “Podemos destruir buques de EE.UU. con un solo golpe”, dejando establecido que para ellos eso constituía una amenaza, contra lo que podrían mostrar la fuerza de su ejército, y que efectuarían pruebas misilísticas todas las semanas.

Sobre ese tenor, el almirante Harris aseguró que Corea del Norte ya estaba dentro del radio de acción del grupo de ataque naval, encabezado por el portaaviones USS Carl Vinson, y según el New York Times: “El alto mando castrense respondió que los aviones de guerra tardarían solo dos horas de vuelo desde el portaaviones para una incursión aérea sobre territorio norcoreano.”

En ese contexto, fuentes militares del Pentágono resaltaron que el submarino nuclear Michigan, equipado con 154 misiles de crucero Tomahawk y una unidad de fuerzas especiales navales, está operando en la región, tras zarpar del puerto surcoreano de Busan. Corea del Norte respondió que daría una respuesta despiadada con ataques a las bases de EE.UU. en Corea del Sur y Japón.

Por su parte, el líder norcoreano Kim Jong -Un supervisó los ejercicios militares a gran escala efectuados el pasado 25 de abril en la costa este, con el mayor ejercicio de artillería de la historia con motivo del 85 aniversario del Ejército Popular de Corea. En el mismo participaron submarinos, aviones de combate y más de 300 vehículos de artillería.

En este preocupante escenario bélico, y en el caso de una guerra, entiendo que las fuerzas navales de Corea del Norte serían bastantes difíciles de combatir si los enfrentamientos se ejecutan cerca de las costas, debido a los minisubmarinos diesel norcoreanos armados con torpedos CHT- 02D, así como su gran flota de 70 submarinos convencionales de la clase Romeo. La principal preocupación táctica serían sus misiles, artillería, y sus nuevos buques misilísticos de tamaño mediano y grande, de alta velocidad, que mejoran su capacidad de ataque en la superficie del mar.

Una cuestión geoestratégica sobresaliente, de acuerdo a expertos en la materia, sería la perturbación en la economía global si EE.UU. culpa a China de las acciones de su Estado cliente (Norcorea). Bajo ese esquema agregamos los bombarderos chinos con capacidad nuclear, ya en alerta máxima, ante el creciente peligro de una guerra atómica en la península coreana, y el envío de sus submarinos nucleares al océano Pacífico.

Mientras China, que antes culpaba a EE.UU., ahora observa con preocupación, ya que el sistema antimisiles THAAD (Sistema de Defensa del Área de Gran Altitud Terminal) cubre una gran parte del territorio chino, socavando sus fuerzas de disuasión nuclear, y advierte a los países en conflictos lo catastrófico que sería una confrontación de esa naturaleza.

Como una situación de gran valor político, se comenta que después de la llamada telefónica del presidente chino Xi Jinping al presidente Trump, quien lo invitaba a participar junto con Japón en un conflicto contra Corea del Norte, el escenario parece inclinarse favorablemente a USA.

Sin embargo, a pesar del intercambio retórico incendiario de cada semana, es impredecible saber si la guerra es inminente, o sólo son intenciones crecientes del presidente Trump, de pretender vencer sin combatir, o doblegar la voluntad de su adversario en una guerra limitada (Sun Tzu). El presidente Trump, usando la vía diplomática, solicitó la intervención de su homólogo chino, así como de su vicepresidente, Mike Pence, y de su Secretario de Estado, Rex Tillerson, para que sus aliados vecinos de Corea del Norte revisen sus relaciones con Norcorea, y que la ONU sancione a Corea del Norte, por sus provocaciones nucleares al hacer detonar el terror atómico en la península.

Para nadie es un secreto que una de las grandes preocupaciones de este potencial conflicto es que traería como consecuencia la paralización de la actividad económica de la región, donde se produce más del 60% de la actividad económica mundial.

Los acuerdos militares entre los aliados Japón, Corea del Sur, y EE.UU. obligan a una participación conjunta en un posible conflicto con Corea del Norte y su posible aliado, China, el principal acreedor de EE.UU. ¿Qué les parece?

En el caso de nuestra región, existe la posibilidad de que genere una retracción económica sin precedentes, como consecuencia de nuestra dependencia del mercado USA. Hay que dejar claro, que hoy en día (debido a la Mundialización o Globalización) todo el mundo estaría afectado por la situación, y ahí cabe la pregunta: ¿Hasta dónde llegará la estrategia a lo McNamara de crear condiciones para negociar?

Sobre eso, no se sabe, debido a la personalidad de los dos protagonistas principales: Kim-Jong-Un /Trump, pues estas son negociaciones tipo mecedoras, donde los dos protagonistas están en un continuo vaivén, pero no avanzan. En todo este escenario de terror, la llegada al poder en Corea del Sur del conciliador Moon Jae-In, perecía calmar el tenso panorama, ya que -contrario a su predecesor depuesto por corrupción, Park Geun-Hye-, éste manifestó su deseo de diálogo con Pyongyang, Pekín y Tokio y a emanciparse de los EE.UU. trayendo consigo olas de paz y diplomacia a la península de Corea. El problema está en que Pyongyang lo recibe con una prueba más de misil balístico, provocando también otra reacción del Consejo de Seguridad de la ONU. Y ahora, con el arribo de otro portaaviones nuclear, el USS Ronald Reagan, al teatro de operaciones, y este domingo 21 de mayo, aunque de menos alcance que los anteriores, Corea del Norte lanzó otro misil de prueba que cayó en el mar de Japón, la tormenta se acumula. ¿Cuál será el desenlace final?

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