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Recientes inundaciones

Familias temen que nuevas lluvias destruyan viviendas

Director del del COE dice que el 68% de nuestro territorio es propenso al deslizamiento de tierra e inundaciones

Peligro. El sector El Control, en Manoguayabo, ya ha vivido horas de angustia por la crecida del río Haina, que llega hasta sus casas.

Peligro. El sector El Control, en Manoguayabo, ya ha vivido horas de angustia por la crecida del río Haina, que llega hasta sus casas.

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Juan Eduardo ThomasSanto Domingo

Un cielo nublado es el peor de los paisajes para la gente de El Control, en Manoguayabo, Santo Domingo Oeste. La simple idea de regreso de las lluvias, aun sea una leve “jarina”, vuelve a ponerles en atención ante nuevos deslizamientos de tierra.

“Nosotros no estamos aquí por gusto”, asegura Minerva Florentino. “Es por necesidad”. Lo hace desde un risco, al pie de su casa, desde donde se ve el potente río Manoguayabo, el mismo que socavó las tierras donde construyó hace tantos años su casina de remiendos de zinc y planchuelas de madera. Hace dos semanas, con las intensas lluvias de varias vaguadas que azotaron al país, el río creció y retomó cientos de metros de su cauce que parecían olvidados, y que los vecinos habían “domesticado”.

Nerviosismo permanete

La casucha de Minerva Florentino está en un alto, un risco extrañísimo, cerca de una avenida principal, desde donde se ven restos de paredes que los deslizamientos de tierra se llevaron. Desde aquí también se ven las ahora limpias y cristalinas aguas del río, una imagen un tanto perturbadora para los habitantes de esta comunidad: es que les cuesta creer que esas aguas que hoy invitan a los jóvenes a un baño para mitigar el calor fueran las mismas que arrasaron las dos o tres cositas que algunos vecinos atesoraban como su patrimonio material.

República Dominicana vive con 1,006 zonas identificadas por las autoridades como vulnerables, esto a raíz de las inundaciones y deslizamientos de tierra que se producen con cada fenómeno natural.

Una mirada a los destrozos que dejan esas lluvias, comprobadas como constantes por los dominicanos, evidencia que cada año al menos 38,715 dominicanos tienen que desplazarse de sus casas por las inundaciones y afectaciones de sus viviendas. Este dato corresponde a un levantamiento de recortes periodísticos desde el año 2008 y hasta el final de 2016. Entre esos años el asedio de las inundaciones y deslizamientos contabilizaba a 309,722 ciudadanos en cifras oficiales, que reivindican la realidad de que una de las principales amenazas de daño en el país son los aguaceros. Desde ese 2008 son nueve años en los que 44,786 viviendas han sido dañadas por las inundaciones, y resulta importante aquí recordar que está exento de este conteo el presente 2017, donde varias vaguadas han vuelto a castigar con intensidad el territorio nacional. Para tener una idea de los daños, es suficiente citar al ministro de obras públicas, Gonzalo Castillo, que estimó en el momento los daños por arriba de cuatro mil millones de pesos.

(+) MUCHAS PROMESAS INCUMPLIDAS Llaman al INVI: En Manoguayabo, zona castigadas por las lluvias de marzo y abril, no creen en promesas. El viernes les visitó una brigada del Invi, en búsqueda de copias de sus cedulas y la promesa de una reubicación rapida.

“Nosotros no creemos en eso, pero seguimos espernado”, asegura Minerva Florentino. Frente a ella hay una niña que juega con una bolsa y un árbol, al pie del derricadero, envuelta en una inocencia que hasta duele.

Parte de la vuelta a la normalidad de los jóvenes que viven detrás de “Quilla Cuatro” gira sobre la incitación de derrumbes. Es extraño para un extraño lo que dicen: golpean con palos o pisan fuerte parte del risco que anuncia al cuartarse que puede desprenderse.

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