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Peor que el duelo

El dolor hunde a hogares cuando hay desaparecidos

DATO. EXPERTOS RECOMIENDAN TERAPIAS A FAMILIAS AFECTADAS

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Santiago Benjamín de la CruzSanto Domingo

La muerte de un miembro de familia puede causar dolor y provocar traumas, pero cuando un pariente desaparece sin dejar rastros y pasar meses sin que haya noticias sobre su paradero, el duelo es mucho peor, porque no hubo un cuerpo presente para darle despedida.

Y cuando la persona que desaparece es un menor de edad, la angustia y los traumas de los familiares son peores, como es el caso de los padres de los dos niños y la adolescente que están desaparecidos desde hace un año, cuyos casos revelan el duelo por el que están pasando en cada gesto que realizan y cada palabra que pronuncian.

La psicóloga clínica especializada en traumas y duelos, Rosa Mariana Brea Franco, considera que la desaparición de un niño, niña o adolescente es una experiencia muy difícil y traumática para los familiares del menor, y que esa situación implica vivir un duelo que se denomina ambiguo.

“Un duelo ambiguo se identifica en dos situaciones: cuando las personas están físicamente presentes pero psicológicamente ausentes, como es el caso de las personas con demencias como alzheimer, problemas cerebrales o trastornos mentales, y en el caso de las personas físicamente ausentes pero que están psicológicamente presentes, como el caso de personas desaparecidas y/o secuestradas, o en la cárcel”, explica la experta.

Brea Franco indica que los familiares más cercanos al desaparecido van a sufrir mucho más la pérdida, cada uno desde su edad, género y forma de ser.

“A parte de entrar en un estado de tristeza profunda que puede terminar en una depresión, las personas en duelos confiesan sentir que la vida se detuvo en el momento que su pariente desapareció de su vida. Esto viene acompañado de malestares físicos y de muchos sentimientos tales como culpa legítima o no, mucha ira y sobre todo desaliento, desesperanza y vulnerabilidad”, expresa.

Resalta que los más afectados por la pérdida de un menor serán los que mantenían un contacto cercano con esa persona, sean padres, padrastros, hermanos, entre otros.

La experta dice que no hay un tiempo específico de duración para el duelo que viven los familiares de menores desaparecidos.

“Los duelos nunca se cierran, se aprende a vivir con la pérdida, con la circunstancia de una manera adecuada, sin que la persona se haga daño ni haga daño a los demás. La concepción de que los duelos duran un tiempo determinado ha quedado atrás”, explica Brea Franco.

Un duelo traumático Brea Franco explica que los familiares cercanos a la persona desaparecida viven un duelo traumático, por lo que necesitan apoyo psicológico para manejar el estrés que conlleva esa situación.

“En el caso de los niños, adolescentes y envejecientes deben también incluirse en las terapias comprendiendo su etapa de vida”, resalta.

La experta entiende que uno de los puntos importantes para las terapias que deben recibir los familiares de una persona desaparecida es que el profesional que aborde el caso sea empático con cada miembro de la familia.

“Deben explicarle a la familia lo que están viviendo, el tipo de duelo y cómo aprender a vivir con esta situación. Esto no es un proceso lineal, hay altas y bajas, períodos que serán más difíciles que otros; deben aprender a vivir con la ambigüedad. Las personas que tienen creencias religiosas o espirituales les pueden ayudar para manejar esta pena pero nunca deben ser un sustituto de la ayuda psicológica”, aclara.

Dice que el enfoque dialéctico es el recomendado en los casos de ambivalencia, lo que significa que los dolientes deberán aprender a vivir en lo adelante en dos contextos opuestos.

“Deben manejar los recuerdos y la presencia psicológica del desaparecido y aprender a vivir sin él o ella”, añadió la experta.

(+) RECOMENDACIONES DE LA PSICÓLOGA DEBEN SER FUERTES La psicóloga clínica Laura González Bichara recomienda a las personas que tienen algún familiar desaparecido ser fuertes, aunque sea difícil. “También hay que aceptar, no hay que negar que el niño o niña está desaparecido, hay que aceptarlo y vivir la realidad del momento”. Otra de las recomendaciones es mantenerse alejado del consumo de alcohol y drogas, y cualquier otro medicamento que le pueda impedir el ánimo de búsqueda.

Otra técnica es practicar actividades físicas, aunque no estén de ánimos para hacerlo. “Hay que sacar fuerzas y mantener la mente ocupada, tanto en la búsqueda como en ejercitarse. También liberar las emociones a través del llanto”, recomienda.

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