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PANORAMA POLÍTICO

A Hillary le falta carta del triunfo

La candidata presidencial demócrata, exsenadora de Nueva York y exprimera dama, Hillary Clinton, ganó claramente el debate escenificado con el candidato republicano, Donald Trump, en el auditorium de la universidad Hofstra, en Long Island, Nueva York; pero, esa no es una carta en blanco para triunfar el 8 de noviembre.

Clinton estaba bien preparada para el debate, se encerró en su casa de Chapaqua, Nueva York, durante la semana anterior a la pelea con únicamente un par de salidas. Trump estaba en la ruta y se cree que no dedicó el tiempo debido para estudiar los debates de la campaña interna del Partido Demócrata.

La ex Primera Dama le dijo a Trump en un momento del debate, que ella se había preparado para el mismo porque esa era la manera de mostrar que estaba preparada para dirigir los Estados Unidos. Aunque el moderador, Lester Holt, había advertido al público de no manifestarse, los aplausos se oyeron.

El descanso de la señora Clinton le permitió añadir días a los prescritos por sus médicos para superar una neumonía que la hizo salir deshidratada y febril de la ceremonia conmemorativa del 11 de Septiembre en Nueva York, hace dos semanas. Durante el percance la política casi cayó al suelo antes de abordar un vehículo que la sacó de la escena.

La realidad Clinton la reconoció 48 horas después. Estaba pasando un proceso de neumonía viral. Su doctora le había recomendado reposo, orden que no acató para continuar la campaña. Le pidieron descansar durante 5 días, terapia de antibióticos, hidratarse y tomar caldo de pollo, lo que cumplió.

Clinton fue gentil, con movimientos estudiados, fue vestida con un conjunto de pantalón y saco rojos, el color del Partido Republicano, en tanto que Trump vistió de azul oscuro con corbata del mismo color. Desde el comienzo ella lo llamó coloquialmente “Donald”, pero nunca “mi adversario” ni “mi contrincante”.

El debate del lunes por la noche, visto hasta por 80 millones de personas y retransmitido en vivo al extranjero por las grandes cadenas de televisión, como BBC, ocurrió en momentos en que Trump ha dominado el momentum político, aunque las encuestas hasta la víspera decían que Clinton estaba ligeramente arriba.

Las apuestas favorecían a la candidata demócrata pero pocos se aventuraron a predecir que ella ganaría claramente. La clave de su desempeño fue la preparación, según la coincidencia de los medios de comunicación y el hecho de que al parecer estudió bien el manejo de Trump en la pre-campaña con los republicanos.

Posiciones divergentes Los candidatos Clinton y Trump sostuvieron posiciones divergentes. Ella se mostró partidaria de la promoción de los pobres, de que los ricos paguen más impuestos, de mejoría de la educación para todos, una campaña propia desde hace tiempo. También contra la violencia callejera por el armamentismo, y propuso armonía entre las comunidades y la policía.

Trump reclamó reducción de impuestos y regulaciones para los negocios, mano dura para reprimir el creciente crimen callejero en las ciudades de Estados Unidos. Citó la violencia en Chicago, donde el alcalde, Ralph Emmanuel es un demócrata, pero en ese momento derivó su comentario a otro tema.

El moderador Holt tuvo que llamar la atención a Trump un par de veces porque se había salido del tema. Trump se agitó durante la segunda hora de los 90 minutos del debate y ya para ese momento había agotado el vaso de agua que le sirvieron a los dos en los pódiums. El gesto y sonido de su nariz parecía la de un resfriado.

Holt, el presentador de noticias de NBC en Nueva York, pareció avasallado por Trump. El reconocido periodista está certificado como republicano, pero es un comunicador sin tendencias. Como reportero experimentado ha realizado celebrados reportajes, cubrió los juegos olímpicos de Brasil y sacó tiempo para jugar voleibol y tocar el contrabajo en un club de jazz de Río.

Trump se negó a mostrar los pagos de los impuestos o taxes y dijo que lo haría si la señora Clinton mostraba 32,000 correos electrónicos que, supuestamente, ha borrado de sus servidores. Clinton citó tres razones para no publicar los impuestos: “O no es tan rico, o no lo ha hecho tan bien, o es que no quiere que los estadounidenses sepan que no ha pagado nada de impuestos federales”.

El magnate republicano llamó la atención sobre lo que llamó “burbuja financiera, fea y gorda” y los bajos tipos de interés mantenidos por la Reserva Federal desde el estallido de la crisis en 2008 para estimular la economía. Pidió gravar con impuestos a las compañías que se trasladan a otros países como China y México.

Un round que al parecer la señora Clinton ganó ampliamente fue cuando le recordó al republicano que durante años había sostenido que el presidente Barack Obama no era ciudadano de los Estados Unidos, que en vez de eso, había nacido en Kenia. Trump reconoció hace días que, en efecto, el Presidente nació en Hawai y es americano.

Clinton estaba segura de que los norteamericanos querían oír qué va a hacer por ellos el que gane las elecciones de noviembre. Por ello se dirigió a las mujeres, a los afroamericanos, a los latinos y dijo que había hecho propuestas para el combate al terrorismo en el país y en el exterior, especialmente contra el ISIS.

Al término del debate, la cadena CNN preguntó a un buen grupo de televidentes que quién había ganado, y la respuesta fue: 62% Clinton, y 27% Trump. El magnate culpó al micrófono y a las preguntas capciosas del moderador Holt. Los grandes diarios se decantaron por la noción de que Clinton ganó el debate.

La consecuencia directa de la impresión de que Clinton ganó el debate, son su posibilidad de recuperar el momentum cuando faltan 41 días para las elecciones, lograr el aumento de la recaudación de campaña que ha sido voluminosa, reanimar a sus partidarios y lograr una lluvia de artículos favorables en la prensa.

Obama: “El otro tipo” El presidente Obama atribuyó ayer el triunfo de la señora Clinton a su preparación y a que “el otro tipo”, en referencia a Trump no tiene el temperamento para el puesto. Obama ha hecho campaña a favor de la candidata demócrata y seguirá haciéndolo a lo largo de lo que resta antes del 8 de noviembre.

Ayer mismo el vicepresidente, Joe Biden, dijo ante una bulliciosa multitud en Filadelfia que le molestaba la admisión de Trump de que no ha pagado los impuestos. Otro dirigente demócrata, el senador Tim Kaein, de Virginia, candidato a la vicepresidencia con Clinton, cargó contra el republicano y afirmó que perdió el debate.

Otra desventaja para Trump es que pudiera vérsele débil para el próximo debate el 9 de octubre. Su asesor, Ruddy Giulliani le recomendó ayer no asistir a los dos próximos debates pendientes a menos que se establezcan algunas condiciones. Trump dijo que estaba preparado para el nuevo debate.

Un repunte de la candidata Clinton en las encuestas, cosa que se podría saber no antes de una semana, la pondrá en mejores condiciones para debatir el día 9 de octubre y obligará al candidato republicano a apurar el paso. Para ese momento, la señora Clinton estará mucho más recuperada de su neumonía.

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