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TOCANDO LA TECLA

Opositores ante retos insalvables

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César Medina / Especial para LISTÍN DIARIOCiudad de Panamá

Los resultados electorales del domingo 15 plantean retos casi insalvables para el liderazgo político opositor potenciados por las pataletas del candidato perdedor, Luis Abinader, que en vez de asumir los aspectos positivos de una participación que pudo ser auspiciosa tiró una cubeta de estiércol al sistema de partidos que se supone debe servirle de catapulta a sus aspiraciones futuras.

La imagen que finalmente prevalece de Abinader en el plano internacional es la del imberbe indócil que carece de grandeza política para asimilar una derrota a la vista de media humanidad, con una diferencia porcentual libre de cualquier sospecha aún con las fallas del escrutinio electrónico fuera del control de los organizadores del certamen.

Veteranos de mil batallas en el cuerpo diplomático internacional se hacen desde el mismo día de las elecciones una pregunta que no tiene respuesta: ¿Y qué habría sido de la República Dominicana si las elecciones hubiesen sido cerradas, por tres o cuantos puntos porcentuales, como ocurre en casi todas partes del mundo civilizado? Semejante posibilidad hace pensar en los peores momentos de las crisis políticas dominicanas del último medio siglo, incluyendo, obviamente, la del año 1994 que puso al país en vilo y provocó una reforma constitucional. La analogía no es ociosa si se GLAUCO MOQUETE/LISTÍN DIARIO toma en cuenta que los radicales piden ahora lo mismo que entonces: que se anulen las elecciones.

Una diplomacia curiosa La comidilla en reuniones donde frecuentan políticos y diplomáticos aquí en Panamá --donde hay cinco embajadores que previamente sirvieron en la República Dominicana en representación de sus respectivos países y que conocen bien nuestras interioridades políticas--, es la tradición de rebeldía del liderazgo dominicano a reconocer los resultados electorales cuando le son adversos..

“Por suerte para el sistema democrático --observaba recientemente un viejo diplomático que sirvió por cinco años como embajador en la República Dominicana--, esta vez la diferencia fue de casi 28 puntos” Exactamente la misma diferencia que dieron todas las encuestas internacionales de prestigio, además de la percepción generalizada que nunca puso en duda la victoria abultada del Presidente Danilo Medina postulado a la reelección por el Partido de la Liberación y otras 14 organizaciones aliadas.

En atención a tales resultados, reconocidos por países tan distantes como Rusia, Alemania, Italia, Francia, España y Estados Unidos y toda la América Latina, la oposición agrupada en cinco entidades derrotadas está siendo el hazmerreir de medio mundo, pero más que eso pone en evidencia la debilidad institucional de un país que escarnece la actividad política partidaria.

En el caso de Panamá, el gobierno de Juan Carlos Varela no sólo remitió al Presidente Medina una emotiva carta de felicitación “por su resonante triunfo electoral” sino que el mandatario istmeño llamó por teléfono a su colega dominicano --con quien ha estrechado amistad personal--, para congratularlo por su reelección para un nuevo mandato de cuatro años.

Una derrota agravada Abinader pudo salir airoso del proceso electoral de cara a un futuro que pudo resultarle promisorio de haber asumido la derrota con la dignidad que aconsejaban las circunstancias erigiéndose en líder de una oposición constructiva que alcanzó escaños importantes en el Congreso y los ayuntamientos.

En cambio, desde el mismo día de las elecciones, cuando apenas se iniciaba el escrutinio, comenzó a descalificar el proceso poniendo ojerizas en el conteo, y antes de promediar la noche del domingo 15 estaba denunciando las elecciones como viciadas y desconociendo el triunfo de su contendor a pesar de que los resultados coincidían al pelo no sólo con todas las encuestas previas sino también con las mediciones a boca de urnas y del conteo rápido que llevó a cabo la Participación Ciudadana, un grupo afín a sus intereses políticos.

Desde entonces no ha existido espacio que se haya librado de las descalificaciones de Abinader y sus asociados de la oposición, otros cinco agrupamientos que entre todos ni siquiera alcanzaron el 3.5 de los votos y entre los seis no llegaron al 38.0 del escrutinio total.

Es probable que Abinader y sus compañeros de aventura no lo sepan, pero su imagen ha quedado devaluada en los círculos diplomáticos internacionales, y en la mayoría de los países —por lo menos de la región— se habla con desconocimiento y desdén de la oposición política dominicana.

Su derrota ha sido potenciada por los yerros posteriores a los comicios, una situación que sin duda gravitará en su futuro y que probablemente aprovechen los adversarios internos de su propio partido, en especial el ex presidente Hipólito Mejía que ha asumido una posición discreta e inteligente en medio de la batahola post electoral provocada por el PRM.

Hasta la hija de éste y ex compañera de fórmula electoral de Abinader, la señora Carolina Mejía de Garrigó, se ha distanciado de la lucha suicida del ex candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno y aún cuando se ha dejado ver en una o dos actividades de protesta, su actitud en esta lucha inverosímil ha sido - -como la de su padre--, también muy discreta.

Los “números redondos”… Al aclararse un poco el panorama electoral, los resultados comienzan a verse con mayor transparencia: El PRM ha quedado como la segunda fuerza política a partir del sufragio nacional, pero el Partido Revolucionario Dominicano a pesar de haber acudido aliado al PLD y no tener delegados en los colegios electorales, emergió como el segundo poder municipal y tercera representación en el Congreso. En esta última instancia quedó por debajo del PLD y del PRM.

Hasta el pasado viernes, el PRD llevaba ganados 31 municipios conservando en su alianza con el Partido de la Liberación Dominicana plazas tan importantes como Barahona, Baní, San Pedro de Macorís, Salcedo, Sosúa, Montecristi, Pedro Brand, Los Alcarrizos, Santiago Rodríguez… Aunque perdió plazas importantes como Santiago, donde llevó candidatura propia, en su alianza con el PLD el PRD conservó a San Cristóbal donde el nuevo alcalde es Nelson Guillén, viejo dirigente peledeista que derrotó a José Montás, ex compañero de partido que pasó al Reformista para postularse por la alianza con el PRM.

Los perredeistas recibieron el apoyo del PLD en 40 municipios, de los cuales perdieron nueve y ganaron 31 para convertirse en la segunda representación municipal después del partido gobernante. En el nivel congresual, sin embargo, el PRD pasó de segunda a tercera representación con 17 diputados, según los últimos escrutinios de la boleta C.

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