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Martelly advierte hay signos de un desastre humanitario

Denuncia. El presidente Michel Martelly, en una reunión del Caricom, acusó al gobierno dominicano de realizar “deportaciones violentas” de haitianos y pide a la comunidad internacional intervenir.

Denuncia. El presidente Michel Martelly, en una reunión del Caricom, acusó al gobierno dominicano de realizar “deportaciones violentas” de haitianos y pide a la comunidad internacional intervenir.

El presidente de Haití, Michel Martelly, denunció ayer en la 36a Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad del Caribe (Caricom) que se realiza en Barbados, que las supuestas deportaciones “masivas e indiscriminadas” de ciudadanos haitianos que se vienen realizando desde República Dominicana amenazan con socavar el proceso electoral en el que está inmerso su país.

Martelly también advirtió a los líderes caribeños que en el plano económico y social, los escasos recursos que maneja el Estado haitiano no le permitirán hacer frente a esas “deportaciones masivas” que además puedan poner en peligro la paz y la seguridad regional.

A continuación el discurso completo del mandatario haitiano:

Me gustaría, en primer lugar, agradecer al Honorable Perry Christie, primer ministro de las Bahamas y presidente saliente del Caricom por el excelente trabajo que ha realizado durante su mandato. Aprovecho la oportunidad para saludar la llegada de la honorable Freundel Stuart, primer ministro de Barbados, como presidente de la Comunidad. Tenga en cuenta, señor Presidente, que estoy a su disposición.

Con su permiso debo decir que no es con alegría del corazón que me dirijo a esta reunión para hablar de la relación de la República de Haití con la República Dominicana. Hoy en día, estas relaciones nos desafían y desafían a los amigos de la Caricom, dada la suerte reservada a los haitianos que viven ilegalmente en la República Dominicana.

Desde el miércoles 17 de junio, fecha de vencimiento del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros (PNRE), poniendo en aplicación la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional dominicano, miles de haitianos unieron sus pasos hacia la frontera haitiano-dominicana. Si algunos han decidido regresar voluntariamente a Haití, otros, más numerosos que los primeros, por el contrario, fueron detenidos y conducidos, manu militari, a la frontera.

Las autoridades dominicanas prefieren hablar de repatriación voluntaria asistida, pero a menudo se trata de deportaciones violentas.

La República de Haití, en el marco de las reuniones bilaterales sobre cuestiones migratorias, nunca ha discutido el derecho soberano de República Dominicana para legislar sobre su política nacional de migración y de adoptar todas las disposiciones posteriores sobre los extranjeros, incluyendo haitianos.

La posición del gobierno haitiano, conforme al respeto de las normas del derecho público internacional que rige la materia, está y siempre ha estado dispuesto a acoger en Haití a cualquier persona que disfrute de la nacionalidad haitiana, pero que viven en situación irregular ya sea en la República Dominicana o ningún otro país.

Es así que, respetuoso de este principio y de acuerdo con las normas internacionales, que la parte haitiana, en todas las reuniones bilaterales, invitó a la parte dominicana a considerar la necesidad y la urgencia de negociar un Memorando de Entendimiento sobre el proceso o mecanismos de repatriación con el único objetivo de respetar los derechos de los migrantes.

Las autoridades dominicanas, utilizando todos los subterfugios posibles, se negaron sistemáticamente a negociar no sólo el protocolo, sino también cualquier otro documento que pudiera cortésmente presentar. En consecuencia, la parte haitiana está en el derecho a considerar que el gobierno dominicano quiere llevar a cabo las deportaciones sin tener en cuenta los derechos fundamentales de los migrantes haitianos.

Frente a esta situación intolerable, la República de Haití lanza un vibrante llamado a los estados miembros del Caricom, de la Organización de Estados Americanos y de las Naciones Unidas a fin de llevar a las autoridades dominicanas a tratar a los haitianos con dignidad, respetando sus derechos en virtud de todos los protocolos y todos los convenios internacionales y regionales existentes en materia de migración.

La comunidad internacional no puede permanecer en silencio cuando las familias son divididas arbitrariamente y los niños son separados de sus padres y llevados a los cruces fronterizos. La comunidad internacional no puede permanecer en silencio cuando las personas cuya fuerza de trabajo ha sido explotada durante décadas, un buen día se les pide abandonar ese lugar sin la oportunidad de recibir una pensión, o ver el derecho de recuperar sus escasos bienes.

La República de Haití pide a la comunidad internacional apoyar la posición del gobierno haitiano en su intento de suscribir un acuerdo con República Dominicana que respete los derechos humanos de los ciudadanos haitianos.

La República de Haití no tiene fuerzas armadas. Por eso es que la diplomacia es su primera línea de la diplomacia de defensa. Si en un primer momento ella ha privilegiado el enfoque bilateral es porque creía en la buena fe de las autoridades dominicanas para mantener sus promesas de no organizar la repatriación masiva y menos aún de violar los derechos de los migrantes haitianos.

Sin embargo, la situación sobre el terreno en torno al número de deportados que nuestras instituciones y agencias internacionales han sido capaces de constatar en las dos últimas semanas anuncian ya signos de un desastre humanitario que podría desestabilizar al país y su economía.

La República de Haití se ha comprometido a un proceso electoral para permitir la renovación de sus autoridades. La gestión de este proceso requiere calma, serenidad e introspección. Las deportaciones masivas e indiscriminadas de haitianos amenazan con socavar el proceso y la fragilidad política del país.

En el plano económico y social, los escasos recursos de que dispone el Estado haitiano no le permitirán hacer frente a estas deportaciones masivas que puedan poner en peligro la paz y la seguridad regional.

La República de Haití renueva su compromiso de resolver el conflicto de manera pacífica, de conformidad con el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas. Sin embargo, nuestro país está convencido de que esta tragedia humanitaria a la que nos enfrentamos con dignidad seguramente despertará la solidaridad de los pueblos hermanos y organizaciones internacionales, regionales y subregionales, como siempre ha sido el caso en el pasado.

Gracias.”

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