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ENFOQUE

La devoción religiosa de la marinería dominicana

LA ARMADA DOMINICANA CELEBRA HOY EL DÍA DE SU PATRONA, LA VIRGEN DEL AMPARO

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Víctor Fco. García AlecontSanto Domingo

Los 18 de diciembre de cada año, los Marinos Dominicanos celebran con gran devoción el Día de su Patrona, La Virgen del Amparo; pero para poder proyectar el alcance de esta devoción marinera dominicana, debemos primeramente remontarnos a los orígenes y evoluciones tanto de los aspectos religiosos como el de la marinería, de tal manera de poder comprender esta relación existente en su justa medida, en que la fortaleza innata, del coraje, del sacrifi cio, la inmolación, la honorabilidad e incluso del Patriotismo mismo requeridos por nuestra clase marinera en todos los tiempos, han estado fundamentalmente motivadas, soportadas e infl uidas, por una inquebrantable fe religiosa. Desde tiempo muy remoto, la Virgen María ha sido áncora de salvación, para todos aquellos marinos que en peligro de muerte o perdidos en la inmensidad del mar, en guerras o en medio de tempestades, invocaran su santo nombre bajo diferentes advocaciones exclamando, “¡Ampáranos, oh Virgen María!”, y ofrecían venerarla, tan pronto llegaran salvos a puerto seguro. Pero el origen al culto hacia la devoción a la Virgen María, bajo la Advocación de Nuestra Señora del Amparo, a lo largo de los siglos, su imagen sí ha contado con una innumerable cantidad de devotos, principalmente luego del célebre terremoto de Lisboa ocurrida en noviembre del 1755, el cual causó gran mortalidad, pero sin embargo, no así a los feligreses que estaban en la Capilla Mayor en Sevilla, y a partir de ahí, es que se consagra anualmente, solemnes cultos de acción de gracias a nuestra Señora del Amparo. Para poder ponderar el presente enfoque de fe, de la devoción tradicional de los marinos dominicanos, por la Inmaculada Virgen del Amparo, Patrona y Protectora de la Armada de la República Dominicana y de la Marina Mercante Nacional, debemos remontarnos desde la misma época de sus respectivos orígenes católicos, durante la conquista y evangelización del Nuevo Mundo, en que los marinos les imploraban sus plegarias de amparo, por la salvación de su vida ante los riesgos de muerte en que constantemente se veían amenazados. La República Dominicana, donde comenzó la evangelización del Nuevo Mundo, ha vivido bajo el amparo de dos advocaciones marianas; Nuestra Señora de la Merced, como la Patrona principal, la cual fue proclamada en 1616 durante el dominio colonial español, y la Virgen de la Altagracia, Protectora y Reina del corazón de los dominicanos. Pero es también en este país, donde la imagen de la Virgen del Amparo ha contado con una innumerable cantidad de devotos, principalmente por los hombres de mar, que desde la evangelización hace ya 5 siglos, se había comenzado a sembrar la semilla del catolicismo, que tan arraigadamente se encuentra aún en nuestra sociedad dominicana, la que motivara que se convirtieran en devotos de su santa imagen. Es por toda esta formación católica que heredaron los hombres de mar, parte de la razón de ser de la existencia por la devoción a la Virgen, ya que buscaban su “amparo” y le ofrecían su “veneración”, forjando probablemente de que haya surgido así, el cimiento de las devociones hacia la Inmaculada Virgen del Amparo, fortalecido además, a través de las devociones de las diferentes generaciones de marinos, para que se haya convertido en nuestra venerada Patrona y Protectora; aunque ya por el siglo XVII se inicia en este país, la devoción a la Virgen del Amparo, cuando su imagen fue depositada y era venerada en la iglesia de Santa Bárbara, tanto a la ida como al regreso de cada expedición, que en esa época resultaban tan temerarias, por lo peligrosas, desconocidas y arriesgadas. Ya en el siglo XVIII, cuando el marino civil se transformaba en Marino de Guerra para defender la Patria en las diferentes batallas durante la Guerra de Separación e Independencia, visitaban también la imagen venerada de la Virgen del Amparo en la Iglesia de Santa Bárbara, antes de emprender las campañas libertadoras, para implorar por el éxito en sus misiones patrióticas. Esta devoción fue heredada por nuestros marinos mercantes y pescadores, que la consideraban como su Patrona, pues ya tenían una defi nida vocación católica hogareña, desde el origen mismo de sus existencias. Es por ello que resulta sorprendente, aunque no extraño, la similitud existentes entre los fundadores de una naciente Marina de Guerra, como fue la Flotilla Naval Dominicana, creada para luchar por la liberación y defensa de la República Dominicana, y que fueran los mismos héroes que se llenaron de glorias libertadoras en la Batalla Naval de Tortuguero del 15 de abril de 1844; que se llamaran precisamente: Juan Bautista Cambiazo, Juan Bautista Maggiolo y Juan Alejandro Acosta, coincidiendo junto a nuestro “Padre de la Patria”, Juan Pablo Duarte; no solamente en los Sagrados Principios de la Nacionalidad Dominicana, sino también con el mismo nombre de aquel gran santo y profeta, Juan el Bautista, que anunciara la llegada de Jesús, bautizándolo luego y sacrifi cándose hasta el martirio, en preparar y alumbrar los caminos del Señor. Asimismo, es loable apreciar la gran formación religiosa del catolicismo en los forjadores de nuestra nacionalidad dominicana, pues comenzando por su nombre, “DOMINICANA” que se deriva de la Orden Seglar Dominicana, creada por Santo Domingo de Guzmán, el mismo fundador de los Dominicos, que signifi ca según la Biblia, “Día del Señor” y que Incluso, cuando el Patricio, Juan Pablo Duarte en 1838, formaba el grupo secreto de “La Trinitaria” ; fi rmaron la lealtad a la causa libertadora, con la tinta de sus respectivas sangres, obtenidas al pincharse con el alfi ler que sostenía la Medalla con la Sagrada Imagen de la Virgen de la Altagracia, que llevaba siempre prendida de su ropa. De la misma manera, se puede claramente apreciar la relación y afi nidad existente, entre la religiosidad y el patriotismo dominicano desde nuestro propio origen; a través del mismo juramento a los trinitarios, que realizaba el Patricio Duarte y el cual proyectaba claramente su gran contenido religioso. Así como también se puede observar sus vocaciones religiosas, al plasmar sobre el símbolo más sagrado de la Nación, como es el Escudo de la Bandera Nacional Dominicana, una Biblia abierta, precisamente en el evangelio de Juan, capítulo 8 versículo 32, en el que expresa la conocida cita “Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres” y sobre ella está representada una cruz, y en la parte superior, fi gura una cinta con el lema: “Dios, Patria y Libertad” . Una vez lograda nuestra Independencia Nacional; la Armada Dominicana vuelve a demostrar su gran veneración y cariño a su Patrona, la Virgen del Amparo, y desde 1895, los Buques de Guerra y Mercantes, les rinden Honores como Almirante de Flota; y es a partir del 1952 en que la Virgen del Amparo se venera en su iglesia “Virgen de Amparo” construida en la “Base Naval 27 DE FEBRERO”, ARD. La Armada de la República Dominicana celebra anualmente con gran entusiasmo, esplendor y solemnidad, el día de su Patrona, la Virgen del Amparo, cada 18 de diciembre, coincidiendo así con el Día de la Expectación de Nuestra Señora del Amparo, el cual dentro de las diferentes actividades tradicionales en su honor se incluyen: Salvas marineras, verbena, alboradas, exposiciones, condecoraciones, graduaciones, conferencias, concierto de villancicos navideños; y la “Santa Misa” en la Iglesia de Santa Bárbara, que una vez concluida, es sacada la venerada imagen de la Virgen, por una nutrida comisión naval y llevada en procesión por las calles aledañas en la Zona Colonial, al compás de la música de una marcha marcial apropiada, y embarcada por la ría del Ozama, en cuyo recorrido, recibe la salutación de todos los barcos mercantes, privados y militares, que engalanados, se encuentren atracados en los muelles, haciendo sonar sus bocinas y sirenas en su honor, durante su traslado hacia su Parroquia en la Base Naval 27 de Febrero de la Armada Dominicana; en donde días después, se culmina con una solemne Misa con la presencia de las más altas autoridades gubernamentales, eclesiásticas, civiles y militares de la Nación, así como diplomáticos acreditados en nuestro país, junto a instituciones afi nes, como la Hermandad de Pensionados de las FFAA y PN, las Reservas de las Fuerzas Armadas, el Instituto de Generales y Almirantes en Retiros (IGAFAR), la Liga Naval Dominicana, los Auxiliares Navales, entre otros. Con la evolución generacional entre los hombres de mar siguió en aumento la devoción por la Virgen del Amparo, ya que desde un principio, generalmente los pescadores, imploraban protección y buenas pescas; los marinos mercantes, por tranquilas y seguras travesías; los marinos independentistas, imploraban por los éxitos en sus incursiones patrióticas marineras y los marinos contemporáneos, aún imploraban en el pasado reciente, por poder sobrevivir y por las almas de aquellas víctimas, de las torpedeadas naves durante el trágico confl icto bélico de la II Guerra Mundial y cuyo monumento recordatorio se encuentra justamente al lado de la Iglesia de Nuestra Patrona La Virgen del Amparo; Así como de los ruegos más recientes, que lo hacían por la salud de familiares y progresos profesionales. Pero ahora en la actualidad, nuestros ruegos difi eren a los de antaño y a los de nuestros antecesores, pues hoy día, los tiempos han cambiado y los peligros que acechan a la familia marinera también son muy diferentes y han ido aumentando, pues ya no solo se trata de implorar amparos a nuestra Virgen Protectora por la protección de estos males. Se trata ya, de los peligros reales que están carcomiendo los mismos cimientos morales de la sociedad dominicana y que no están exentos de estos grandes peligros la presente generación militar, ya que los mismos amenazan el cuerpo y el alma de la estructura moral de las instituciones y de la misma familia militar, como son: la adicción a las drogas, el narcotráfi co, al crimen organizado, al soborno, sicariato; a la violencia de género . Y como si fueran pocos... la de evitar también esa desidia e indiferencia por los sentimientos patrióticos y nacionalistas de la Identidad Dominicana; Así como otras amenazas que se agravan, precisamente por el alejamiento de los principios religiosos y las inobservancias de las herencias recibidas de honor, dignidad y patriotismo, de quienes ejemplarmente nos legaron las generaciones pasadas. Es por ello, que aun estando en las Reservas del Servicio Militar Activo de esta Honorable Institución Naval y entrando nosotros al ocaso de nuestras vidas; aún nos sentimos en el ineludible deber patriótico, de seguir sirviendo como Reserva y Custodia Moral para la presente generación naval; ya que nosotros también heredamos este compromiso moral y patriótico de las generaciones pasadas. Como se podrá notar, la Armada Dominicana ha sido siempre una Institución Naval, que ha sabido mantener muy arraigadas sus tradiciones más sanas y honorables, a través de su evolución patriótica, profesional y reli- giosa, para honra de su país y orgullo de todos los Activos y de las Reservas, que hemos podido realizar nuestra carrera naval; precisamente lo que nuestra Armada nos había ofrecido y siempre otorgado; o sea, “Una Profesión Honorable”. Con esta proyección del acontecer actual, se realizan oportunamente las presentes actividades en Honor a nuestra Patrona La Virgen del Amparo, la cual está dentro de las celebraciones religiosas de la “Corona de Adviento”, que por cuatro domingos vienen celebrándose desde el más cercano al 30 de noviembre, y es donde se comienza a anunciar la llegada de la Navidad . Es en esta época de Adviento, (que signifi ca, “Por Venir”, o la “Llegada del Señor”), es donde los cristianos se preparan, en cómo deben vivir; y donde predomina la refl exión y meditación, en la cual está destinada para pensar, analizar y ver, hacia donde vamos de manera individual y colectiva. Es en esencia la anticipación de algo, o sea, de una espera, donde se realizan peticiones y se esperan ver realizaciones de cumplimientos de promesas. Es por ello que nos sentimos motivados, en esta cristiana época, para profundizar nuestras inquietudes y refl exionar sobre lo que deseamos “Pedir” y de lo que esperamos “Recibir” de todos. Así pues, después de este escueto recorrido de la evolución por la devoción tradicional de los marinos criollos hacia la Virgen del Amparo, y luego de percibir las constantes acechanzas de los peligros que se encierne a la Familia Militar; es que deseamos pedirle de todo corazón, una ferviente plegaria a nuestra Patrona, hoy en su día, y en esta apropiada y oportuna Época de Adviento; para que nos proteja más aún con su Sagrado Manto, de las tentaciones malsanas y nos inmunice de todos los males presentes, que constantemente acosan las debilidades humanas. Pero principalmente para que ilumine a la nueva generación naval, que hoy día se fortalece con la graduación de 19 Guardiamarinas de la Academia Naval, (ARD), como nuevos ofi ciales de la Armada Dominicana; de tal manera de que tengan la claridad sufi ciente para seleccionar la vía más correcta a seguir, al surcar los mares llenos de peligros y tentaciones, en el transcurso de su recorrido de su respectiva “Carrera Naval”, y poder llegar así, al ocaso de su profesión, (ya en su retiro), dejando como legado a las anteriores y posteriores generaciones, una ejemplar estela de comportamiento intachable de conducta, superación profesional y honorabilidad, para poder disfrutar entonces, con la frente en alto “la gran satisfacción del Deber Cumplido”. EL AUTOR ES VICEALMIRANTE (R) ARD Y EX COMANDANTE GENERAL DE LA ARMADA DOMINICANA

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