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ADIÓS A UN ÍCONO

Óscar de la Renta una vida hecha a la medida

COMBINA LA CREATIVIDAD CON UN CONOCIMIENTO DE LAS DEMANDAS DEL MERCADO, CUALIDADES QUE LE HAN LLEVADO A TRASCENDER FRONTERAS Y A POSICIONAR SU MARCA

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María Isabel SoldevilaSanto Domingo

Texto publicados el 24 de junio de 2011 a raiz de la última visita del gran modisto dominicano Oscar de la Renta al Listín Diario. Dos hombres conviven en Oscar de la Renta: un artista y un empresario. La inusual combinación ha producido un emporio de moda de lujo de clase mundial, una visionaria inversión turística en Punta Cana y un proyecto filantrópico que le llena de satisfacción. Asentados sus pies en el suelo, no le teme a reconocerse talentoso, ni a admitir que todos los días le deparan nuevas lecciones para aprender. Las razones de la resiliencia de la industria de la moda a la crisis económica mundial las resume como si diera un tijeretazo: “Hay que vestirse todos los días”. Su visión le inclinó desde mediados de los años 60 a la moda prêt-a-porter —“porque la alta costura no es rentable” — y su olfato, el mismo que salvó a la casa parisina Balmain, le hizo invertir en Punta Cana y le mantiene activo a sus 78 años, le indica que, tarde o temprano, la hegemonía de Oriente, donde se fabrica el 80% de los productos, terminará. “China tendrá que revalorizar su moneda y entonces un esquema basado en la mano de obra barata tendrá que cambiar”. De la Renta fue el protagonista ayer del Desayuno de LISTÍN DIARIO, donde estuvo acompañado de su socio, el empresario turístico Frank Rainieri, y al que asistieron, en representación del consejo de administración de la Editora Listín Diario, su presidente, Juan Vicini Lluberes; Amelia Vicini Lluberes, vocal; y José Luis Corripio, accionista. Estuvieron además el diputado David Collado; el director de LISTÍN DIARIO, Miguel Franjul; la directora de Revistas y Comunicaciones, Rosanna Rivera, y el subdirector del diario, Fabio Cabral. Una industria global Bordados hechos en Bombay, telas francesas, modistos dominicanos y tiendas en Dubai, son algunos de los ingredientes de una empresa que cuenta cada vez más con las nuevas tecnologías para desarrollarse. Trabajar en su estudio en Nueva York, en su casa en Connecticut o en el Tortuga Bay de Punta Cana ya no resulta tan di ferente. Por medio de Internet, De la Renta puede asesorar, evaluar y comunicarse con sus colaboradores alrededor del mundo. Para ejemplificar el impulso que la tecnología ha dado a la industria, De la Renta mencionó a Neta-porter, un sitio web de comercialización de ropa y accesorios de diseñadores. Eso no significa, sin embargo, que en cualquier terreno pueda sembrarse un exitoso destino de moda. Para De la Renta, el dominicano es un mercado muy restringido para convertirse en referencia. En una industria cada vez más global y competitiva como la moda, insertarse se ha convertido en un gran reto, sobre todo si se piensa en que, aún en diferentes segmentos, se disputan el pastel grupos como el liderado por Bernard Arnault (LVMN –Louis Vuitton Moet Hennessy) quien, según Forbes, es el cuarto hombre más rico del mundo, con una fortuna valorada en US$41,000 millones, o Amancio Ortega, cuyo capital, estimado en US$31,000 millones, proviene de Inditex, que agrupa marcas como Zara, Massimo Dutti and Stradivarius, y tiene 5,000 tiendas en 77 países. “Los costos hoy son muy altos para un diseñador joven... y la moda es un negocio global, que no se puede dirigir a un mercado local, sino al mundo entero”, dijo De la Renta, quien en 1965 se atrevió a dar ese paso al lanzar su exitosa línea, luego de haber pasado por casas como Balenciaga, Lanvin y Arden. Hoy, sus productos de lujo tienen precios que oscilan, según el propio De la Renta, entre los US$1,000 y los US$10,000. A los jóvenes diseñadores Deben salir del país, moverse en los grandes mercados internacionales y aprender a manejar el éxito, que no dura para siempre. “El mundo es cada vez más pequeño, hay que pensar en términos globales”, concluye Oscar de la Renta. LA EVOLUCIÓN DE ÓSCAR DE LA RENTA El joven pintor que llegó a España con 18 años encontró entre bordados y diseños la vocación que le hace feliz. Sesenta años después, sigue creando colecciones (cuatro cada año) de ensueño para mujeres en todo el mundo. Quienes lo conocen bien, dicen que la clave de su éxito está en siempre ver el vaso medio lleno. Y en tener los pies bien sembrados en la tierra. En su época de alta costura, producía shows de hora y media, confeccionaba 150 trajes que seis modelos paseban por la pasarela. Hoy, entre 40 y 50 modelos ganan un promedio de US$10,000 por 12 minutos mostrando 50 trajes elegidos entre 300 que el diseñador prepara para cada colección.

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