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LEGACIÓN DEPLOMÁTICA

Citan efectos por cierre embajada de Italia

ALGUNOS EMPLEADOS SERÁN ENVIADOS A PAÍSES DE AMÉRICA DEL SUR, COMO ARGENTINA, CHILE Y COLOMBIA

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Ricky FilosaTwitter @rickyfilosa

Hablamos una vez más del caso que involucra a la embajada de Italia en Santo Domingo, cuyo cierre está previsto para finales de este año. Hemos descrito, en repetidas ocasiones, la ira, la decepción y la sensación de impotencia de los compatriotas que viven en la República Dominicana, quienes, además de estar enojados por la decisión del gobierno italiano, que les afecta directamente, están preocupados por el destino de los italianos en el exterior, o por lo que sucederá una vez la embajada haya cerrado sus puertas. ¿Quién les proporcionará los servicios? ¿Un funcionario de la embajada de la Unión Europea, según lo anunciado por el Secretario de Relaciones Exteriores italiano a este periódico, será capaz de “asistir” a una comunidad formada por más de 50 mil residentes italianos, de los cuales 8,500 miembros regularmente inscritos al AIRE? Lo sabremos pronto. Hoy, sin embargo, queremos contarles la otra cara de la moneda, es decir, la situación de la embajada desde el punto de vista de los que trabajan allí. Hablamos en particular de los empleados locales contratados por la sede diplomática, los italianos y dominicanos que, una vez cerradas las puertas de la embajada, irán con el mismo estatus a otros países. Enviados como paquetes, sin demasiadas excusas, a nuevos destinos. Según supo Listín Diario, en las últimas semanas el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano ha emitido una comunicación oficial anunciando el destino de los empleados contratados por la embajada: muchos de ellos irán a América del Sur, a Argentina, por ejemplo, a Chile o a Colombia. Listín Diario conoció la comunicación oficial, gracias a la cooperación de fuentes cercanas al Ministerio de Asuntos Exteriores. Así que sabemos, incluso, nombres y apellidos de los que serán transferidos, pero consideramos que anunciarlo aquí sería una invasión innecesaria de la vida privada, y también es irrelevante para los fines de noticias. Sin embargo, hemos optado por indicar los destinos a los que fueron asignados. Por el momento, según lo que se ha conocido, al país de Argentina deben ser transferidos dos empleados, uno a Chile, uno a Colombia, dos a México, tres a Panamá y uno a Perú. Ninguno de ellos devengará la jubilación, no en RD, ni en el país donde van a trabajar. Tal vez alguien se dará por vencido. Las mujeres, especialmente, están evaluando esta hipótesis, en particular aquellas que tienen un marido que desempeña un trabajo en la República Dominicana. Los hombres, sin embargo, con toda probabilidad, se verán obligados a aceptar la transferencia, dejando, quizás en su casa, a su propia familia, por motivos económicos. Hemos informado muchas veces sobre las causas y molestias que provocará el cierre de la embajada italiana a los italianos, residentes y turistas. Esta otra cara de la moneda es, en nuestra opinión, una consecuencia igualmente grave por el cierre de la sede diplomática. Este es el tratamiento -nada que ver con las condiciones del personal diplomático y administrativo- que se reserva a las personas que han trabajado durante años para el Estado, y que ahora están siendo enviadas, incluso, a cinco o seis mil kilómetros desde Santo Domingo, a un país extranjero por unos pocos euros al mes, teniendo que dejar a su familia en RD porque el sueldo no sería suficiente para todos. Estos trabajadores, como los italianos residentes en la República Dominicana y el Caribe, agradecen a Matteo Renzi y a su gobierno; agradecen al Ministerio de Asuntos Exteriores, en particular a Federica Mogherini. Si Italia hubiera sido gobernada por personas con visión de futuro y más experiencia sobre sus hombros, más atentos a la presencia italiana en el mundo y lo que se conoce como el sistema italiano en el extranjero, tal vez no estaríamos hoy aquí hablando de toda una comunidad abandonada, y de empleados enviados a otras zonas del mundo como paquetes postales. En cambio, Italia es un país gobernado por un primer ministro a quien nadie ha elegido; por un ejecutivo que quiere, pero no puede resolver nada, y un Ministro de Asuntos Exteriores que Europa misma considera inadecuado. Los italianos del Caribe, incluso los empleados que se enviarán ahora a otros destinos, recordarán cuando sea el momento de la votación, de quién los obligó a cambiar sus vidas día a día, sin disculpas, sin siquiera evaluar y considerar las peticiones de destino que ellos mismos habían comunicado al ministerio.

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