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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

Moonlight

Pocas veces suceden películas que narran temas tabúes y propios de minorías con la altura y elegancia de “Moonlight”. Aquí no estamos frente a un drama acerca de las relaciones homosexuales, ni de un thriller inspirado en la violencia que engendra el tráfico y consumo de drogas. Esta es una historia que impacta por su trasfondo humano.

Narra la vida de alguien que desde niño aprendió a crecer en medio de la apatía familiar; del rechazo, la burla y la incomprensión de una sociedad que tendía a marginarlo, por el color de su piel, la nubolosidad de su cuna, su introspectiva personalidad o la manera de provocar reacciones violentas en su contra.

Cirion es un ser arisco como corresponde a todo hijo del maltrato. Estamos frente a una obra que duele mientras se disfruta y se admira mientras desgarra. “Moonlight”, además, es un documento cinematográfico que denota la presencia de un director que habrá que seguir porque demuestra soltura y elegancia al construir los diversos matices que conforman de la puesta en escena.

No teme ir de la factura documental al testimonio intimista, sin marcar preferencias por uno u otro género; por el contrario, sabe entrar y salir de cada uno porque suyo es un propósito artístico, cautivante. La cinta parece estar dividida en tres partes. Parece, porque a fin de cuentas es una sola.

La infancia, la adolescencia y la adultez del protagonista aparecen en sus instantes precisos de evolución, en aquellas escenas donde el guion se esmera en profundizar discurso un ético a través de propuestas sicológicas y culturales, siempre alejadas del panfleto y del diarismo ramplón.

Además, la historia del joven Cirion partida en tres (infancia, juventud y madurez) abarca un período muy peculiar en la historia afroamericana en los Estados Unidos (los años 60, 70 y 80). En su propuesta fílmica, Jenkins agarra al toro por los cuernos. El erotismo es sugerente y funciona como propuesta inferior al valor de las relaciones interpersonales, al igual que la drogadicción. No le interesa dar lecciones de moral o libertinaje, sino radiografiar lo necesario de la amistad, el afecto y la comunicación entre las personas.

Tres actores (un niño entre ellos) no solo dan vida al protagonista y demuestran una disciplina histriónica madura, e intensa que seduce al espectador y lo obliga a incluirse dentro de este producto fílmico donde se cuidan los detalles, y se coloca al espectador frente a una obra de valores apreciables.

Ficha técnica

País: Estados Unidos. Año: 2016. Duración: 111 minutos. Dirección y guion: Barry Jenkins (sobre una historia de Tarell Alvin McCraney). Reparto: Trevante Rhodes, Naomie Harris, Mahershala Ali, Ashton Sanders, André Holland, Alex R. Hibbert y Janelle Monáe. Sinopsis: Chiron es un joven afroamericano con una difícil infancia y adolescencia, que crece en una zona conflictiva de Miami. A medida que pasan los años, el joven se descubre a sí mismo, intentando sobrevivir en diferentes situaciones.

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