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PANTALLA GRANDE

Buen Gusto Woody Allen se va al cine de los 30

En "Cafe Society", el realizador newyorquino se mete en los líos detrás del Hollywood de la década del 30, pero no olvida su querida ciudad.

La película “Café Society”, de Woody Allen, es encantadora. La elegancia de su puesta en escena, la belleza de la fotografía, la precisión de la dirección de arte y los acostumbrados diálogos inteligentes de este autor, hacen de la visualización de este filme una experiencia muy agradable.

Proyectándose en el Festival Internacional de Cine Fine Arts, la película cuenta la historia de Bobby (Jesse Eisenberg) un joven de Nueva York que va en busca de empleo donde su tío Phil Stern (Steve Carell), un agente de actores de cine de Hollywood, y estando allí se enamorará de su secretaria Vonnie (Kristen Stewart).

Este es el punto de partida de una historia, que puede parecer simple, pero que gracias a la mano de Allen, se convierte en una comedia de enredos exquisita en la que, como siempre, saca lo mejor de sus actores. Steve Carell, quien ya ha probado ser capaz de enfrentar papeles dramáticos (“Foxcatcher”, Bennett Miller, 2014) al igual que humorísticos (“Virgen a los 40”, Judd Apatow, 2005), es una muestra de ello.

La pronunciación de Eisenberg es muy parecida a la del mismo Allen, cuando actúa, y como decíamos al principio, sus diálogos cargados de referencias al mundo del cine de ese momento, son una delicia para los cinéfilos.

Las historias secundarias son tan ricas como la principal, con la disfuncional familia judía Dorfman, con la graciosa pareja formada por Jeannie Berlin y Ken Stott (con sus discusiones sobre el judaismo, una de las constantes en el cine de Allen).

En este ambiente aparecerá también el mafioso de la familia, Ben (excelente Corey Stoll), una parte manejada con humor negro y con una violencia que dan ganas de ver a Woody Allen meter mano a una película de gángsters.

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