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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

The show must go on

Han Jae-rim armó una película entre drama y comedia negra. Con ella expone otra fachada de la mafia moderna: el negocio inmobiliario. Lo hace con pericia y gracia.

Logra una puesta en escena donde integra elementos técnicos con un guión emblemático capaces de seducir al espectador por su capacidad de asombro y buen gusto.

“The show must go on” (El espectáculo debe continuar”) crece como obra de interés gracias al empeño del director de proyectar, junto a una puesta en escena equilibrada, el entorno social, personal y rebelde del protagonista.

Para ello se valió del trabajo de Song Kang- ho, el actor más convincente del cine coreano de hoy. Esto le permitió trazar un esquema lineal para la historia que parece variable. El personaje no se idealiza; es capaz de pasar de villano a benefactor y de bienhechor a antihéroe a partir de diversas subtramas donde el poder histriónico es capaz de imprimir verisimilitud a sus actuaciones dentro y fuera del mundo delincuencial en el que se gana la vida. No es la mejor película de Song Kang-ho, pero es una nueva demostración de por qué es uno de los mejores actores asiáticos.

Al margen de su posición en el entorno mafioso, el protagonista es un ser humano en constante lucha por la unidad familiar.

Con ello crea una imagen de si mismo alejada del fracaso de sus acciones gansteriles porque a fin de cuentas, su posición siempre acaba siendo la de un outsider, solitario incomprendido, víctima de intrigas. Su inmadurez e incapacidad lo lleva siempre a nadar entre dos aguas. Song Kang-ho hace el trabajo.

Su desdoblamiento imprime seguridad al filme. Le hemos visto en infinidad de películas y en los más discímiles roles, tanto en comedias como en dramas, siempre efectivo. Aunque su legado es similiar a este tipo de filmes donde se recalca que es muy difícil salir con la frente en alto del mundo de la mafia, “The show must go on” podría considerarse como una nueva variante de la Nouvelle Vague, sólo que en esta ocasión no hay viajero de acompañamiento.

Nos hallamos ante un travelling de un entorno que cambia, gira, evoluciona ante la mirada de un ser incapaz de seguir el ritmo de los acontecimientos, de una figura trágica que solo al cerrar del film descubre el sentido último de su periplo: la soledad y la distancia. Ese será, a fin de cuentas, su donativo. El legado de otra vida perdida.

Ficha técnica País: Corea del Sur. Año: 2007. Duración: 109 minutos. Dirección y guión: Han Jae-rim. Reparto: Song Kang-ho, Oh Dal-soo, Choi Il-hwa, Park Jiyeong, Kim So-eun. Sinopsis: Un gangster de poca monta cierra un trato para un proyecto inmobiliario. Tiene una familia que conoce de sus actividades criminales y un jefe que lo considera por su lealtad y respeto a los códigos de la mafia. Su intención de dejar la vida criminal le traerá serios problemas.

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