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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

Contigo pan y cebolla

Tal vez esta sea la película de Juan Carlos Cremata. La culminación de su maestría fílmica. Mucho le debe el cine cubano a sus guiones, siempre críticos, y abiertos a la polémica. Hombre de teatro, Cremata sabe cómo andar, sin desviarse, por la línea divisoria entre dos artes tan disímiles y, a la vez, complementarias.

Su simpatía hacia la obra dramatúrgica de su compatriota Héctor Quintero le ha llevado, no solo a trabajar su teatro con una mirada respetuosa y renovada, sino a transformar su literatura en acontecimientos cinematográficos dirigidos al gran público. Primero lo hizo con “El premio flaco” (2011), un proyecto de obligada consulta aunque en Cuba pasó sin penas ni glorias. Ahora trae “Contigo pan y cebolla” (2014 y no 2015 como algunos han publicado en RD) un proyecto de bajo presupuesto y de producción independiente, que transcurre entre espacios cerrados y encuadres perfectos que recuerdan algunos de los mejores momentos del “la novelle vague” francesa por el decisivo manejo de las técnicas del cine con elementos de otras artes.

Esta película, desde el punto de vista de su temática, no oculta su aire popular, envuelto en aires de de comedia.

En los altos de una casa arreglada con decencia, transcurre la historia de una familia, a todas luces matriarcal, condenada a mal vivir por las condiciones socioeconómicas y el capricho de la esposa de impedir que sus hijos aporten ingresos al presupuesto doméstico.

La fotografía y el diseño de producción son armas fundamentales de una película manejada en pequeños planos, la mayoría de ellos dentro del inmueble, en el balcón o en la escalera que da acceso a la vivienda. La cámara se encarga a romper la magia del teatro e incorpora la plasticidad como recurso fundamental.

Una plasticidad reconocible en las expresiones de los personajes más que en contenido de los diálogos. Alina Rodríguez (en su última película rodada antes de su lamentable muerte) y Enrique Molina llevan el peso de esta historias. El acierto del casting logró disciplina frente a un director que supo desmembrar cualquier residuo teatral para conseguir un cine de rigor.

Entre los encuadres antológicos se encuentra el logrado en la conversación de marido y mujer dentro del baño, con la cámara frente a Molina y al espejo que refleja su diálogo con Alina Rodríguez de espaldas, pero enfocado su rostro a través de la imagen proyectada en el cristal.

Junto a obras como “Los sobrevivientes” de Tomás Gutiérrez Alea y “El premio flaco”, del propio Cremata, “Contigo pan y cebolla” es una nueva contribución cubana al cine producido en espacios cerrados cuyo resultado ya se hacía deber.

Ficha técnica País: Cuba. Año: 2014. Duración: 95 minutos. Dirección y guion: Juan Carlos Cremata (sobre la obra “Contigo pan y cebolla”, de Héctor Quintero). Reparto: Alina Rodríguez, Enrique Molina, Alicia Bustamente, Edith Masola y Carlos Solar. Sinopsis: La vanidad, el alarde y el delirio de grandeza son los temas que rescata esta comedia costumbrista que toca el lado no sublime de una familia cubana de clase media baja en la década de los años 50 del pasado siglo XX.

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