Título: 9- 1- 1

En la avenida Bartolomé Colón fue levantado el edificio que alberga la sede regional del Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 911. El presidente Danilo Medina encabezó la ceremonia en una mesa larguísima, donde el alcalde Abel Martínez fue sentado en un distante extremo del mandatario.

La dotación del 9-1-1- incluye cámaras de seguridad y vehículos para asistir en las vías de una manera eficaz. Recursos, equipos y personal que la ciudadanía agradece. Buena noticia que aporta un poco de aliento al miedo colectivo de sentirnos caminar en territorio de nadie.

El 9-1-1, en capacidad de asistir las emergencias, necesita estar conectado a centros sanitarios con la indumentaria necesaria para atender a quienes lo requieran. No importa que el traslado sea rápido y eficiente si una persona enferma, herida o accidentada pudiera morirse en la Emergencia de un hospital.

Por ejemplo, Pablo Ureña, el pastor que trabaja a favor de niños y niñas en un sector muy pobre al Oeste de Santiago, se encadenó en el Hospital Infantil Arturo Grullón para demandar al Gobierno que atienda las necesidades del centro, donde no hay tomógrafo y donde solo funciona uno de siete quirófanos. La muerte por dejadez gubernamental asecha la población infantil.

Ante el reclamo de Ureña, que gracias a los medios de comunicación saltó a oídos de Salud Pública, Nelson Rodríguez, director del Servicio Nacional de Salud, a quien conocí mientras cubría el eterno tema de los medicamentos falsificados en Moca, dijo que para adquirir el tomógrafo “primero realizarán una licitación que, por el precio, usualmente tarda de cuatro a cinco meses”. Y mientras ellos lentamente licitan, la niñez pobre se muere.