Carpinteros

Si comenzó a leer esta esquinita, corra a ver el filme “Carpinteros”. No lo posponga. Estará ante una historia filmada con alma y en la cárcel, uno de los escenarios más agrestes que humano pueda pisar.

“Carpinteros”, de José María Cabral, acerca la lupa a la vida malvivida tras las rejas. Pero especialmente toca el amor que trasciende la frontera física para darse, proponerse y desafiar el peligro del celo, del machismo, de la violencia, del control.

“Carpinteros” desviste las lastimeras condiciones de los reclusos de Najayo y La Victoria, contadas en otros filmes y ediciones de carácter periodístico. En esta ocasión, el lente del director no obvia la denuncia. Atrapa en el guion la venta de drogas, el negocio de los verdaderos jefes del penal, las penurias de las ranas (presos que duermen en el suelo), la violencia porque sí y la precaria higiene en las raciones de comida. Éstas y otras situaciones dramáticas se dejan ver en ese submundo ubicado en San Cristobal.

En fin, la historia llevada a la pantalla grande es una apuesta de calidad desde nuestro cine. Una historia de amor “carpinteada” entre barrotes, enfrentando pronósticos adversos, besuqueándose velozmente para luego correr a lo incierto.

La obra cinematográfica de José María Cabral, armada con el sudor y la disposición de los reclusos de Najayo y La Victoria, es una muestra de que muchos trabajadores del cine, tienen los sentidos pegados a su Patria, al dolor, al color y a la alegría de su gente. Que no todo es risa sobre la base de explotar el cuerpo femenino, la homosexualidad y el vulgo.

“Carpinteros” es una muestra digna de avance. Y, además comprueba que el amor es una flor que prospera aun en el fango más oscuro. No te la pierdas.