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Labor voluntaria por Convicción

La solidaridad es un valor propio del humano y una manera de mostrarlo es a través del trabajo voluntario”. Ania Colón.

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo”, es una frase del escritor y poeta Eduardo Galeano, que motiva a encaminar cada acción hacia el servicio en miras de contribuir al desarrollo social, cultural, económico y espiritual de la colectividad.

La voluntaria Ania Colón entiende que la importancia del trabajo voluntario radica en que puede inspirar a otros para que se enrolen en esta manera de hacer, porque provoca un “efecto mariposa”, que indudablemente tiene un impacto social positivo.

Pedro Ezequiel Sánchez es un voluntario entregado del sector Villa Rosa II de Cienfuegos. Su condición de solo tener una pierna no le ha limitado en el camino de cumplir el sueño de infantes y adolescentes que anhelan ser peloteros. Desde hace 12 años, es un entrenador de béisbol que busca ayudar a que la comunidad se desarrolle, y más allá de eso, asegura que su trabajo puede tener un impacto mundial.

“Dios me llamó para sumar en el pueblo dominicano, no para dividir. Si puedo formar alrededor de 50 muchachos que tengo en la actualidad, sus pensamientos se van a dirigir por el bien, ante una sociedad tan dañada. Un atleta bien formado, con principios, es una pieza clave para el desarrollo, pese a que faltan oportunidades para que ellos aprendan. Todos los días aprendo de cada uno. Además me convierto en papá, amigo y aliado”, resalta Sánchez.

Sumar en lo social John Anthony Reyes lleva cuatro años como trabajador voluntario en el Cuerpo de Bomberos de Santiago. Su profesión es la administración, pero su amor por el servicio le ha colocado en el rango de segundo teniente.

Lo que mueve al joven John es saber que está sirviendo a su ciudad y al país. Sus mayores aprendizajes son los momentos difíciles de otras personas en los que tiene que ser fuerte y mostrar que no todo está perdido, dándoles ánimo y fortaleza para que sigan adelante.

“Me gusta poder ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. En ocasiones me cuestionan sobre esta tarea porque entienden que no necesito hacerlo, pero es algo que vivo y no hay mejor sentimiento en el mundo que el saber que ayudaste”, afirma el segundo teniente.

Unión En el trabajo de los voluntariados hay una trascendencia importante porque evidencia como un colectivo se apoya, aprende y está interesado en que todo quede de la mejor manera posible.

Hay cualidades que se convierten en inherentes a la persona que emprende en la labor voluntaria. En esa jerarquía de virtudes priman el altruismo, la solidaridad, el sentido común, la creencia religiosa y el desempeño de las relaciones sociales.

El testimonio de Ania Colón radica en el poder de hacerse eco de lo bueno. “En una sociedad en donde se promociona tanto lo mal hecho, promocionar este tipo de actividades voluntarias se convierte en un aliciente de esperanza y de fe. Nos permite creer en nosotros y en nuestras capacidades de transformar la inmundicia que nos rodea”, asegura convencida.

Un voluntario hace el trabajo por decisión propia.

Un servicio que suma La sensibilidad, el optimismo, la valentía, el deseo de colaborar y de luchar son características que definen a un voluntario.

El voluntariado es una vocación que implica acción, palabra y corazón. Acción, para hacer cosas; palabra, para comprometerse a realizarla junto a otros; y corazón, porque es imposible hacer trabajo voluntario sin amor. Es ese sentimiento de solidaridad, de hacer cosas con otros, lo que en lo particular, me motiva a realizar trabajo voluntario” opina Ania Colón, voluntaria de más de treinta años de servicio.

Para ella ser voluntaria es una convicción. No concibe su vida sin realizar alguna labor voluntaria. Inició de manera formal como miembro del Club Santa María, en Nagua, un club juvenil aupado por la Pastoral Juvenil de la Iglesia Católica. Actualmente, está integrada al voluntariado “Ponle Alas a la Danza”, del Ballet Contémpora, Inc., una experiencia de mucho crecimiento en lo personal, profesional y artístico. Considera que la misma es una iniciativa muy original, puesto que en el mismo estamos integrados padres, estudiantes y jóvenes, interesados en el quehacer voluntario,

Como voluntaria ha aprendido a sentir con los demás, a ser desprendida de tiempo, de afectos, de sentimientos, a ser con y para con el otro a cambio de una sonrisa o un simple “gracias” y eso le provoca una satisfacción indescriptible que le hace sentir más humana, más persona.

Saber que con su ayuda puede contribuir a una buena causa constituye el pilar de vida para Arisleydi Tatiana Rosario, voluntaria del arte, que tiene laborando como voluntaria 20 años. Según la joven, la satisfacción de saber que se aporta un granito de arena no tiene precio monetario, ni cansancio alguno.

En esa tarea del ser colaboradora en La 37 por las Tablas, su mayor aprendizaje ha sido conocerse a sí misma, comprender todo tipo de personalidades, obtener confianza y fortaleza noble en todo lo que le rodea.

“No es sencillo abrir los sentidos y decir voy a hacer labor social voluntaria’, pero siempre que se tenga el deseo de hacer cosas grandes, es bueno iniciar por ayudar con todo el amor a hacer cosas sencillas, que en gran escala son más importante para el crecimiento personal y espiritual. Ayudando descubres un ‘yo’, que ni tú sabías que existía”, sostiene Tatiana.

El fotógrafo de profesión, Francisco Petitón, es un apasionado del arte que realiza tareas voluntarias en La 37 por las Tablas. Su motor para hacer esa labor es querer apoyar el arte, y entiende que esa es su forma de hacerlo. En ese recorrido, Petitón asegura que perfecciona su técnica de encuadre, el enfoque manual y su creatividad. El artista del lente manifiesta que con esa contribución al arte logra inmensa satisfacción y evoluciona como humano y profesional, siempre vestido con el traje de la humildad.

Pedro Ezequiel Sánchez cree con devoción en el poder del cambio social por medio de las iniciativas que fomente el deporte. Por eso, hace un llamado a las autoridades para que fortalezcan la disciplina deportiva en el país. Gráfica motivadora que habla por sí sola.

(+) SALVAR VIDAS

La historia de Alex Reynoso es muy personal, su padre murió en 1996 de un ataque cardíaco, y ese fue el motor de arranque para él. “Si en ese momento hubiera tenido conocimientos de primeros auxilios, puede que hubiera ayudado mucho”, asegura Reynoso. A partir de esa experiencia, dos años más tarde, se integró a la Defensa Civil para hacer un curso de primeros auxilios.

Lleva diecinueve años de trabajo voluntario en los que ha aprendido a dar auxilios avanzados, rescate acuático, disciplina militar y cursos para combatir incendios.

El lema de acción de Alex es entender que, ayudar a salvar una vida no tiene precio y que sumarse a hacer el bien sin esperar nada a cambio le hace feliz.

El grupo de rescate “Unión Estratégica de Rescate Escorpiones” de Puerto Plata es el espacio donde sirve como paramédico hace 6 años, Liliana María De Jesús Melo.

Para esa joven apasionada del servicio, explicar su motivación es algo indescriptible, y afirma que se debe vivir la experiencia para un buen entendimiento. “saber que alguien necesita ayuda, para salvaguardar su vida, y que ésta depende de tus conocimientos y agilidades en el área, es algo incomparable”, resalta.

La paramédico testimonia que, su mayor enseñanza es la generosidad y escuchar la palabra “gracias” luego de terminar una tarea. En casos especiales, existe un beneficio significativo de tener acceso a lugares, que por ser parte de estos héroes anónimos se nos facilita.

Alex Reynoso agradece a la vida su oportunidad de ser voluntario porque en esa tarea ha descubiero un sentido humano y solidario de la vida.

Arisleydi Tatiana Rosario colabora en La 37 por las Tablas.

Servir por el cuidado del medioambiente.

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