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SONAJERO

Maná solidario

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Grisbel Medina R.Santo Domingo

El río -como muchos otros- era casi historia en Jacagua. Nadie le ponía asunto a esa venita de agua que bordeaba algunas casas. Hasta que llegaron las lluvias de noviembre, las que empaparon hasta los huesos a tantas comunidades hoy anegadas.

La vida es lo más importante, nadie lo duda. Pero salir de la casa que alberga lo único material que tenemos para desempeñarnos es una decisión difícil. Johanna Benoit lo sabe, por eso corrió en pijama a Jacagua, a tomar de la mano a varias familias para que el río, de cauce crecido, no las arrastrara.

Así la vimos, ejerciendo la solidaridad contra la marea de un río que tomó las calles, ahogó dormitorios, anegó ajuares y mantenía en vilo a residentes en esa y otras comunidades. La muchacha de buen proceder, demostraba la grandeza de su corazón tanto en las buenas como en las malas.

Estos días de intensa lluvia y tantas imágenes reproduciendo la desesperación de familias que lo han perdido todo, demuestran que dormir en almohada seca y disponer de agua potable son privilegios para agradecer.

Misael Frías, compañero de promoción en bachillerato se mudó a Gaspar Hernández donde brindaba clases de inglés. La crecida de un río le echó a perder todo, desde la estufa, indispensable para alimentarse, hasta los equipos electrónicos para trabajar. La impotencia lo dejó sin lágrimas al ver todo aquello enchumbado de lodo y agua.

La lluvia desarropa la pobreza y acentúa la vulnerabilidad de nuestro país. Estar mojado y no tener adonde ir es un panorama desolador. Que un aguacero se lleve aquello que ha costado tanto esfuerzo, es un desenlace duro de asimilar. Por esta razón, desde el privilegio de andar con ropa limpia, disponer de agua potable y dormir en almohada seca, nos incentiva a apoyar a familias que lo necesitan. Cada quien puede aportar. No es necesario tener mucho para compartir con quienes lo han perdido todo. Ya lo dijo el ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo: “No es fácil pedir paciencia por la situación de emergencia en que se encuentran residentes en zonas afectadas”. Cerca de mí y de usted hay gente menguada por la falta de abrigo, niños y niñas necesitados de un biberón de leche, gente nuestra que agradecerá el maná de la solidaridad. ¡Manos a la obra!

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