A nadie conmueve

“Mujer denuncia, no te calles” es un estribillo común en las pocas campañas destinadas a frenar la violencia machista que en 24 horas de este mes de junio ya cuenta con cuatro muertas. Incluso lo que debería ser una política de Estado le carga el peso a la víctima, le endosa la responsabilidad de denunciar, entregar la orden al agresor, cuidarse, proteger sus hijos, en fin. Y después de muertas, algunos escribientes se dedican a justificar el crimen porque ella “se negaba a reconciliarse con él”. O sea, la asesinamos varias veces.

¿Y qué de los agresores? Está demostrado que no son monstruos de colmillos largos ni visten de manera diferente. Los hombres asesinos de parejas y exparejas están entre nosotros, coexisten cerca de ti, de mí, de todos. Para ellos no hay una alerta, un “no lo hagas”, “aprende a vivir desde la ruptura”, “la mujer no es tu propiedad”Ö etcétera.

No. Por el contrario, la sociedad castiga y culpa a la propia mujer porque “es muy independiente”, “estudia y trabaja mucho”, “no atiende su casa”, “no lo comprende”, “abandonó ese hombre”. Y muy por debajo, pero con la fuerza cultural para seguir sometiendo a la población femenina, persiste la percepción de que él “me ama, por eso me cela”, “Hay que aguantar por la familia”, “Él es buen padre, me pega pero me quiere”. Por esta razón cuando la mujer decide romper las cadenas de los golpes, el agobio, el acoso, el dolor, está sola en alma, sin un vecindario solidario, ante un Estado sordo, frente a políticos mudos, en una sociedad que no se conmueve.

Las mujeres tenemos el derecho a amar y dejar de hacerlo sin que esto signifique una condena de muerte. En nuestro país, en 24 horas, mujeres camino a la universidad, mujeres huyendo de agresiones, mujeres engañadas por parejas “porque el niño está enfermo”, han sido acuchilladas, mutiladas y enterradas con plomo en la cabeza disparado por un hombre que curiosamente alguna vez dijo que la amaba. Quien ama no maltrata, no me canso de repetir.

Cuántas más tendremos que enterrar para convertir el feminicidio en “tendencia” y entonces accionar frente a este crimen que no es pasional, porque la pasión nada tiene que ver con la sangre. ¿Cuántas más, Ministerio Público? ¿Cuántas más, Policía Nacional? ¿Cuántas más, señor Presidente? #NiUnaMuertaMás