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Lo que esconde un personaje

El disfraz de Verónica es de fantasía y está basado en el maquillaje de la cara.

El disfraz de Verónica es de fantasía y está basado en el maquillaje de la cara.

Todo el año hay una chispa colorida en cada alma que vive el carnaval. En febrero, justo en ese mes se despliegan los creativos personajes que ponen su ingenio a la luz cada domingo, desde tempranito.

La mezcla de colores, sabores, ritmos, sonidos y elementos distintivos hacen del carnaval una temporada donde las personas pretenden ser lo que no son o hacer una crítica a la realidad social.

Ese montaje, esa combinación de virtudes a la hora de crear es una jornada que, a pesar de que se presenta en febrero, se trabaja todo el año y es un festín que involucra un personal que pone su espíritu completo para “dar el todo por el todo”, como dice el refrán común.

Un domingo cualquiera Cada domingo a las 8 de la mañana inicia la jornada de revisión de detalles técnicos para el desfile del día.

Desde poner un cascabel, retocar una careta y aplicar un maquillaje, todo es parte del proceso que acompaña la jornada. A las 2:30 p.m. empieza la función, con el traje ya armado salen a las calles, desde un punto en específico, y regresan a las 7:30 p.m. a su destino. Durante el trayecto de vuelta cuentan con asistentes que le ayudan con las máscaras.

La elaboración de un traje siempre tiene detrás las manos de una dama solidaria que es la encargada de armar el ropaje, de manera oculta, por la emoción del estreno; un artesano para la careta, un zapatero y un diseñador.

Estado físico Para salir al carnaval estar hidratado y haber comido es crucial. Luego la adrenalina se ocupa de encender al disfrazado. Eso de masticar chicle, un poquito de jengibre, algo dulce y una bebida gaseosa le dan un toque a esa energía que el personaje involucra.

No importa el personaje, hay una cuota de penitencia puesto que siempre llevan ropa debajo del traje, lo que añade calor. El agotamiento luego del desfile lo vive cualquier personaje, pero cuando llegan a su barrio todo se restablece y es como si fuera el principio del día.

LECHONES LOS JOYEROS Desde que termina el carnaval, enfocan su mente en ir ideando su próximo atuendo. Para ellos, la tradición es que cada año deben lucir una careta y un traje totalmente distinto en cada lechón del grupo, quien es responsable de plasmar su idea, afirma Gustavo Martínez, director del grupo.

GENTE Y CARNAVAL Las personas que hacen carnaval dedican una parte importante del tiempo en el maquillaje a lucir.

PERSONAJE DE FANTASÍA “El carnaval es una fiesta de colores y alegría donde se pone a volar la imaginación, y he ido aprendiendo a vivirla y hacerla parte de mi vida junto con mi hijo”, asegura Verónica Reynoso.

“El proceso de trabajo es de disfrute porque cada piedra o espejo que se adhiere al disfraz es símbolo de alegría”, refiere Reynoso.

El traje, las botas, la careta, la morcilla, la guantilla y la ropa interior conforman el vestuario del lechón.

Es tradición en las agrupaciones carnavalescas vestirse el primer domingo igual al año anterior.

El carnaval es herencia José Reyes tiene alrededor de 40 años disfrazándose de lechón; una herencia de la madre, Zunilda De Reyes. El artista asegura que se trata de un asunto de generación.

En su familia se extiende la tradición a su hijo, de 17 años, quien ya se disfraza. Es fundador de varios grupos de lechones de Santiago como: Los Vejiguitas, Los Reyes de Pueblo Nuevo y Los Faraones. Los Dioses es su actual grupo, de 20 a 25 integrantes.

Para Reyes el carnaval es color. Siempre opta por vestir un nuevo disfraz. En los trajes usa colores diversificados, telas de satín y raso en los tradicionales.

“Hay un compromiso cada febrero, porque a los lechones conocidos las personas los esperan en el desfile, por eso siempre se debe poner la creatividad al cuadrado y llevar lo mejor a los que nos siguen”, explica José.

Detrás de un personaje de carnaval hay profesionales de toda clase. Es el caso de José Reyes, quien es abogado y maestro. El líder de lechones pertenece a la asociación Caposan (Carnaval Popular de Santiago), ahí planifican el próximo año, evalúan el año anterior y orientan a otros grupos.

Nicolás Den Den El señor Pablo Rafael Tavárez lleva 19 años con el personaje del oso Nicolás Den Den, caracterizado por ser uno de los más populares. Cada año, con ayuda de su familia, arma su traje; su esposa lo cose y sus cuatro hijos le ayudan a rellenar. Es un traje pesado, y es por eso que Pablo dice prefiere comer poco para poderlo lucir. Otra de las precauciones que toma es retirarse el disfraz bajo techo, para evitar el cambio de clima.

DETALLES FINALES Lograr cada uno de los personajes que se van a poner en escena durante el mes de febrero no es un proceso fácil, requiere de dedicación y la prisa no es buena consejera. “Por lo general, los disfraces se trabajan con tiempo, los domingos que son los días de salida nos reunimos temprano en el punto de partida para fines de ultimar detalles, el corre corre, el come rápido, el ayudar a los compañeros para que estén listos, y el producto final que es salir a las calles a disfrutar de nuestro carnaval”, cuenta Verónica Reynoso, quien se viste de fantasía.

Resultado. Durante los días del carnaval el público disfruta de un atractivo visual maravilloso, pero detrás hay un mundo por descubrir. Es una jornada de sacrificios voluntarios en busca de divertir a los demás.

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