Una firma periodística con consciencia

Utilizar las palabras para expresar lo que se quiere y hacerla valer para velar por los derechos significa sembrar sabiduría, sacar provecho a las capacidades, generar entes inteligentes, influenciar en el proceso de un universo democrático que brinde espacio a los protagonismos de los hombres y las mujeres.

Según Agnes Heller, especialista en contextualización del hombre y la mujer en el día a día: “la cotidianidad es el espacio para los cambios, porque lejos de lo que piensan algunos la cotidianidad no es un proceso fuera de la historia, sino el centro mismo de la misma”.

En el plano económico, social, político y cultural, existe la necesidad de proyectar reportes que miren a los involucrados e involucradas con semejanzas, sin desventajas, sin revictimizar, sin discriminar; y esa es una tarea individual, que requiere de un colectivo para tener más peso. Así, abordando los resultados de los escritos con perspectiva de género se promueve la preservación de los abusos de poder, no solo en cuanto al género, sino a las condiciones de edad y de los desfavorecidos y desfavorecidas.

“El lenguaje no es neutral ni está apartado del contexto sociocultural en que se produce y transmite. Su rol en la creación, legitimación y mantenimiento de relaciones de desigualdad, es fundamental en la medida en que es un instrumento poderoso en la construcción de los significados sociales, incluyendo las significaciones de género, las que juegan un papel decisivo en las prácticas sociales”, es una cita de los Contenidos Básicos Curriculares EDUMujer, folleto, 1994. Passim.

Es una equidad El camino necesario a la igualdad es la equidad, en busca de actuar con justicia. Afianzado en ese enunciado y la cita de la periodista chilena Maria Elena Hermosillo: “los avances en el periodismo de género y en la justicia de género, en los medios van de la mano con la democratización de las comunicaciones a todos los niveles”. Y la necesidad de este proceso es una prioridad del presente, como refiere Jeanine Anderson en su escrito “Sin morir en el intento”.

El periodismo es un oficio que involucra a la colectividad, y no solo el periodismo; las escuelas y las familias como entes de formación. Entonces, si se promueve la democracia, se debe crear y disfrutar de condiciones para el pleno ejercicio ciudadano de los derechos y deberes de todas las personas: hombre y mujeres.

El objetivo de enfocar el periodismo con perspectiva de género es evitar las discriminaciones y oponerse a las desigualdades existentes, aprovechando el poder que tienen los y las periodistas para promover la igualdad de género, tal y como se refleja en el Manual de Género en el Periodismo, de Kathryn Gottmann.

Recurso aplicable Una palabra que abarque con equilibrio los escritos producirá cambios sociales y abrirá la brecha para expandir la equidad en todos los ámbitos.

En la guía Con Otra Mirada, del Ministerio de la Mujer, hay una serie de recomendaciones para el empleo de vocablos alternativos que evitan el lenguaje sexista. Entre la lista a usar exhortan el uso de la palabra aficionados por afición, amigos por amistades, cada uno por cada cual o cada quien, clientes por clientela, director por dirección, dominicanos por población dominicana, dueño por es propiedad de, niños por infancia, niñez, criaturas; ponente por ponencias, trabajadores por personal y viajeros por quienes viajan.

En los titulares aplicar la coherencia entre texto y foto es imprescindible. Enfocar una mirada diferente es un recurso ideal y no justificar los hechos de violencia, en cualquier ámbito. Los medios de comunicación tiene en sus manos la posibilidad de acompañar responsablemente el cambio y abordar esa realidad con una perspectiva que consideres este proceso es un deber de la profesión periodística.

Es imprescindible que se escriba en femenino lo que debe ser nombrado como tal e incluir adjetivos y pronombres que incluyan a las mujeres, hombres, infantes, personas de diferentes edades y con diferentes oficios; sin excluir el vocablo.

En fin El lenguaje debe ser un mecanismo prudente que permita la incorporación, donde se ponga al servicio de la comunicación y el desarrollo del pensamiento, pero, en la mayoría de casos funciona como un elemento conservador de determinados estatus, que demoran el progreso hacia un cambio.