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Descansar en el fondo del mar...

Crear vida a partir de la muerte es el objetivo de una empresa en México que ofrece servicios fúnebres marinos, para que las cenizas del fallecido descansen flotando en una urna biodegradable o reposen eternamente en un arrecife en el fondo del mar. A los dueños de Inmemoriam no les gustan las palabras fúnebres. Ni cripta, ni tumba, ni cementerio marino, prefieren llamar a los funerales “homenaje a la vida” y “perlas” a las bolas en las que se meten las cenizas de los fallecidos. Así lo cuenta a Efe en una entrevista uno de los fundadores, Francisco Bornacini, quien está de acuerdo con el objetivo de la empresa, “la manera perfecta de despedir a un ser querido es reintegrándolo a la naturaleza y apreciando cómo ésta lo convierte en vida”. Todo surgió cuando la madre de uno de los socios, Eduardo Patiño, le pidió que cuando muriera echara sus cenizas al mar y él no encontró ninguna forma de hacerlo de un modo elegante y simbólico. Fue entonces cuando se les ocurrió crear esta empresa, inspirada en una estadounidense pero agregándole la sensibilidad latina, después de ver en las carencias una oportunidad de negocio. La empresa ya tiene cuatro años de experiencia, pero todavía no tienen muchos clientes, y es que descansar eternamente en el mar no es precisamente barato. Una urna biodegradable puede costar unos 30.000 pesos (2.315 dólares) y entre 50.000 y 70.000 (3.858 y 5.400 dólares) reposar en un arrecife marino. Así, realizan “uno o dos” servicios de urnas al mes y los de arrecifes “cada cuatro o cinco meses”, explicó Bornacini. Eso sí, realizan con mucho esmero y respeto cada servicio, ya que les costó “mucho trabajo por todo el tema de los permisos”, que tuvieron que ir acompañados de numerosos estudios sobre el impacto ambiental y las especies que ahí viven.

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