Santo Domingo 19°C/21°C clear sky

Suscribete

BLOGS

No hacemos lo que predicamos

Ayer en un blog hermano aparecía un perro con pocas esperanzas de encontrar un hogar por su tamaño, y por su falta de parecido con alguna raza. Se llama Jack. El día anterior había otro semejante: Canijo.Si fueran más pequeños, de raza o similar a alguna, probablemente su suerte sería otra. Así de superficiales somos los seres humanos. Aplaudimos cuando una película dice explícitamente a nuestros hijos que la belleza está en el interior, pero luego les enseñamos con nuestros actos lo contrario. Sí, queremos añadir un miembro peludo a la familia. ¿Adoptar un chucho en una protectora? Nooo. Mejor vamos a una tienda y compramos un chihuahua o un labrador. Como si las oportunidades para enseñarles valores crecieran en los árboles.Es sólo un ejemplo más. Somos así de poco consecuentes, así de superficiales.Les contamos cuentos que dan más importancia a la bondad, el ingenio o la personalidad, antes que al aspecto. Y al mismo tiempo nos oyen comentar con otros adultos, lo gorda que se ha puesto esa cantante o lo fea que es la novia de un amigo.Les decimos que hay que leer mucho, que todos somos iguales, que hay que estudiar, formarse, crecer listos y buenos. Y luego metemos en casa revistas femeninas llenas de modelos aspiracionales de mujer de talla 34 o prensa deportiva protagonizada por discutibles ejemplos de éxito con botas de tacos. Estoy harta de escuchar a padres alabando lo mucho que comen sus hijos y en cuanto se bajan de la mesa afloran comentarios del tipo “menudos muslos se le están poniendo”.Ya va siendo hora de romper con ello. Merece la pena intentar que la generación actual de niños crezca segura, queriéndose, mirándose al espejo y viendo sus virtudes y no sus defectos.

Tags relacionados