“Buscando la salida”

QUE BUSCAMOS: Buscar una salida a nuestra situaciones personales es como tomar un calmante para un incesante dolor de cabeza o jaqueca: queremos calmar el dolor a como de lugar para poder escapar la incomodidad.

En la vida hay situaciones donde estamos buscando salidas salomónicas, a veces radicales o rústicas; muchas veces permisivas o escapistas, y en ocasiones no queremos buscar ninguna salida. A veces solo nos detenemos a pensar: ¿y qué si dejo todo como está?

Todo atleta que se roza con el profesionalismo enfrenta un nivel de interacción con masas o multitudes que aprecian o desprecian su talento profesional. En ese roce se dan situaciones donde el atleta se enreda en distintas interacciones, que van desde lo personal y social, hasta lo profesional.

En la medida que el atleta se desarrolla y progresa, así también lo hacen las relaciones a su alrededor. Unas son pasionales y temporales, otras de compromiso y duraderas. El desafío del atleta está en discernir y analizar qué hay detrás de cada persona que se acerca a su vida o intimidad. Si el deportista tiene carencias, debilidades o áreas de necesidad, es solo cuestión de tiempo para que alguien se asome a “llenar” esa vulnerabilidad. Muchas veces confundido, ansioso o ensimismado en su propio criterio, el atleta yerra buscando salidas que mas bien terminan en desvíos que cuesta volver a encarrilar.

SALIDAS TEMERARIAS: No siempre cuando se busca una salida se encuentra lo que se necesita. Los roces sociales son espadas de doble filo, pues el que no tiene una identidad personal, el roce se lo puede llevar sin piedad. El roce social muchas veces termina convirtiéndose en una de esas salidas que nos ofrece aprobación y aceptación. El problema está en que muchas veces el atleta carece de sentido de pertenencia y esperando llenar un código social, termina enredándose en ambientes difíciles de manejar.

Un atleta puede verse en situaciones donde busca salida a un necesidad fisiológica, y termina procreando una criatura que no pidió ser creada; o puede aspirar a buscar salida en una industria X, pero resulta que se asocia a personas con mayor capacidad pero cero lealtad, y termina siendo engañado y ultrajado; o puede querer buscar salida a un rechazo interno, rodeándose de un circulo social que no va con su personalidad.

Conocer personas nuevas y añadirlas a nuestra existencia es una riqueza que debemos explorar. Pero, el buscar salida a nuestro vacío existencial en interacciones humanas, a veces nos puede llevar a un laberinto sin final. Aunque fuimos creados para convivir en comunidad, el quererse rozar más allá de lo que corresponde interactuar, puede provocar relaciones nocivas que luego serán difíciles de abandonar

El pensar que podemos buscar salida en alternativas inadecuadas, a conflictos internos reales y de peso, puede resultar en que es peor la cura que la enfermedad.

ENGAóOSO ES EL CORAZON: Buscar salida en un mundo que esta de capa caída no es la mejor forma de saciar cualquier tipo de necesidad. Aunque se crea o no, a nosotros nos dejaron un Manual de Vida (Biblia) que satisface las preguntas de cualquier mortal sin necesidad de ir más allá. El Creador no estaba adivinando a ver si la pegaba cuando diseñó el genero humano, y tampoco nos dejó a mano pelada para que demos golpes al aire, sin atinar ni acertar.

La salida que tenemos que buscar radica en saber manejar la vida a través de una buena administración de la misma. Buscar respuesta en cosas finitas siempre nos dejará una sed infinita.

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” Jeremías 17:9-10. Solo hay uno que siempre tendrá la verdadera salida en cualquier situación o adversidad.