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PRESENCIA DOMINICANA

Un Clásico super exitoso

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

El Clásico Mundial de Béisbol está culminando con éxito. La intención de conseguir a través de él una penetración de este deporte a nivel mundial es válida, aunque es tarea ardua dada su naturaleza.

Diferente a las demás actividades de este tipo que tienen aceptación global, exige un enfoque de muchas variables para comprenderlo. Es difícil explicar a un neófito que los equipos que se enfrentan nunca están al mismo tiempo en el terreno, que la posesión de la bola la tiene el equipo que está a la defensiva y que cada integrante del grupo tiene que hacer su aporte, tanto defensiva como ofensivamente, no importa la posición que ocupe en dos alineaciones diferentes en las que para cada una se exigen habilidades desiguales. Es un deporte donde las condiciones ambientales influyen profundamente y los estadios tienen dimensiones diferentes, provocando que la estrategia a aplicar en cada juego se ajuste a esas situaciones. Tiene la particularidad que no permite utilizar al mejor hombre para un contexto que lo reclama si no le toca el turno y no permite retornarlo a la acción después que es removido de la alineación.

Esos detalles se prevén en un voluminoso libro de reglas que agrega necesidad de estudio, concentración y memoria en las personas involucradas. Es un desafío a la inteligencia humana que, por la forma como es seguido por millones de los que una gran cantidad demuestra hondos conocimientos, indica de lo que es capaz de lograr la mente humana.

Uno de sus aspectos más humano es la oportunidad que brinda para que se destaque un individuo sin necesariamente ser un superdotado físicamente. El béisbol está lleno de rutilantes estrellas de habilidades pasmosas que no poseen una estructura muscular especial. Cinco destrezas son básicas para un aspirante a ascender en la actividad, bateo, poder y velocidad que pertenecen a la parte ofensiva y habilidad para resguardar en el terreno y potencia y puntería en el brazo con el que hace sus disparos, que conciernen a la parte defensiva. Con dominar dos de ellas se puede destacar el sujeto, el que logra manejar las cinco tiene el éxito asegurado.

Cada una de estas exigencias se ajusta a las posiciones que deben ocuparse para formar una alineación, en sus dos aspectos, y es la razón que hayan surgido a través de la historia tantos jugadores destacados a pesar de exhibir un cuerpo divorciado con el ideal de un atleta.

LANZADORES Cuando se trata de lanzadores las exigencias difieren. No se trata de retar al bateador enviando la bola a la mayor velocidad posible, se necesita concentración para tener la puntería del envío en una zona determinada, recordando las fortalezas y debilidades del adversario y combinando las velocidades que se disputan asimismo la celeridad con que se hace el giro del bate. Básicamente se representa durante todo el trayecto del juego un constante duelo de velocidades entre lanzador y bateador.

Un aspirante al ascenso como lanzador necesita la habilidad de combinar el control de sus envíos en la zona que indica la regla, capacidad para evitar que el bateador haga contacto cuando realiza el giro del bate, dominar si le hacen contacto y vigor para sostener buenos resultados por un extenso periodo. El que logra combinar correctamente estas habilidades es un superdotado.

Por eso, batear está considerado el trabajo más difícil que existe en cualquier deporte. La bola se toma solo cinco décimas de segundo para viajar del lanzador al bateador y este tiene apenas dos décimas de segundo para mover el bate desde sus hombros y hacer contacto con la pelota en la zona donde llegue. Le quedan pues, tres décimas de segundo para hacer esto: captar la bola visualmente, determinar qué tipo de pitcheo viene, decidir si viene en la zona de strike o no, y también decidir si lo deja pasar o hace el giro.

Realmente, el béisbol no es mejor ni peor que ningún deporte, es sencillamente diferente.

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