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PRESENCIA DOMINICANA

El retiro de David

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

El impacto que causa David Ortiz en su temporada final ha tenido una repercusión global. Su figura se agiganta no solo por ser el atleta que domina la faceta más difícil de deporte alguno, batear en béisbol, sino por la sensibilidad humana que siempre ha manifestado a través de la Fundación que lleva su nombre, auxiliando a los niños de escasos recursos a superar enfermedades catastróficas. El legado que deja es doble y evoca los mandatos del Evangelio, sobre todo en la reflexión que provoca la Parábola de los talentos.

Cuando un atleta de su estatura se retira es obvio que deje un gran vacío, mucho más si lo hace dejando unos resultados estadísticos deslumbrantes en su temporada final. Para encontrar un caso parecido hay que remontarse a la campaña de 1960, cuando Ted Williams, también de los Medias Rojas y con 41 años de edad, anunció que sería su último año. Considerado el máximo exponente del bateo de la historia, Williams finalizó esa campaña con .316/.451/.645/1.096 en AVG/OBP/SLG/OPS, 29 cuadrangulares y 72 remolcadas en 113 juegos.

Las similitudes son impresionantes aun respetando las diferencias de épocas. Ortiz, que se retira con cuarenta años, enseña .315/.402/.620/1.022, líder en los últimos dos renglones, agregando 37 jonrones y 124 empujadas en 145 juegos. Justamente, se debe considerar que Williams jugó esa última vez defensa en el bosque izquierdo, que no es el caso de Ortiz. Pero ambos venían de resultados del año anterior que estuvieron por debajo de la excelencia final. El Esplendido Junco, como llamaban a Williams, en 1959 había acumulado .254/.372/.419/.791 con apenas diez jonrones en 103 juegos, cifras muy lejanas a su evidenciada capacidad. Su orgullo le impidió despedirse con ese tipo de cifras y eso lo motivó a jugar un año más y decir adiós acorde a su grandeza como bateador. No es tan así el caso de Ortiz, que en el pasado 2015 tuvo también una abundante cosecha con .273/.360/.553/.913, agregando 37 cuadrangulares y 108 empujadas.

La sombra que lamentablemente acompaña la carrera de Barry Bonds induce que en muchas ocasiones sea esquivado al hacer comparaciones de ofensiva. No obstante, en el contexto del tema tratado, no se puede dejar de expresar que en su última campaña, a los 42 años, tuvo .276/.480/.565/1.045 con 28 batazos de vuelta completa y 66 corredores acarreados en 126 juegos.

RUTA A COOPERSTOWN La mayor inquietud que surge con el eminente retiro de David Ortiz es el comportamiento que dentro de cinco años tendrán los votantes que deciden los ingresos al Salón de la Fama, debido a su labor limitada principalmente a Bateador Designado, función que nunca antes ha sido reconocida.

El trabajo de Bateador Designado es un renglón ejercido por un especialista en ofensiva. Similar al lanzador de relevo cerrador. Si estos, por esa ocupación, han sido llevados al Salón de la Fama, se debe aplicar el mismo principio para los bateadores designados. Si no ha llegado ninguno de estos ha sido porque los votantes han entendido que los candidatos anteriores no acumularon resultados con niveles dignos de ese honor. El puesto donde principalmente Ortiz ha realizado su trabajo, no debe ser un obstáculo para que en el momento adecuado sea elegido a Cooperstown.

Valoro la carrera de David Ortiz como extraordinaria. Los efectos de su ofensiva fueron devastadores para sus rivales, actuando en una función tan difícil como es la de bateador. Lo demuestran los promedios que va a dejar en ese sentido. Estos, revelan que es un bateador selectivo de poder, espécimen poco común. Resulta impresionante la forma como ha bajado su frecuencia de ponches en los años finales de su carrera. Redujo en un 25% esa debilidad, en una etapa donde disminuyen las facultades físicas y en consecuencia es muy difícil de lograr.

Definitivamente, respondió a nivel de excelencia para el cometido que se le exigió.

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