EDITORIAL
Baní solo espera justicia
Si no es un récord de tardanza, es un buen promedio. La Procuraduría Fiscal y el juzgado de Instrucción de Peravia tardaron tres meses para dictar medida de coerción contra los asesinos de un taxista y un mecánico de Baní, en un hecho monstruoso acaecido el 11 de diciembre de 2016.
Pese a que inicialmente la Policía trató de que los familiares de los dos hombres acribillados se querellaran contra varios civiles que eran los verdaderamente perseguidos y posteriormente capturados sin un rasguño, al fi - nal fi scales y jueces han identifi cado y acusado a cinco ofi ciales del cuerpo del orden como los responsables de aquel doble crimen.
Cuando ocurrió el asesinato contra esas dos personas pacífi cas, honestas y trabajadoras de Baní, toda la comunidad se levantó y reclamó justicia.
Los 24 ofi ciales y miembros de la Policía que se trasladaron desde Santo Domingo a Baní para hacer “un operativo” que terminó con la ejecución de los dos hombres, fueron interrogados y al fi nal solo cinco han sido acusados del homicidio.
Lo que llama la atención es que pese a que desde que ocurrió el hecho, que quedó documentado como un crimen inexplicable porque las víctimas no eran delincuentes, sino personas conocidas y trabajadoras, el ministerio público tardara tanto tiempo para determinar quiénes fueron los asesinos y ponerlos a disposición de la justicia.
Tanto los familiares como la colectividad banileja siempre unieron sus voces para que se hiciera justicia con un caso que como ese, llenó de tristeza a una ciudad de gente pacífi ca y trabajadora.
Ahora lo que se espera es que el ministerio público instruya bien su expediente, defi enda el interés de la sociedad y no permita que el juicio, siguiendo el debido proceso y garantizado los derechos de los encartados, duerma el sueño de los mortales y en cambio se castigue a los culpables conforme a las leyes.
Si los banilejos se manifestaron en forma reiterada demandando la identifi cación y encausamiento de los asesinos del mecánico Ramón Antonio Pérez Mejía y del taxista Rubén Darío Díaz Pimentel, ahora que hay acusados, solo se espera justicia.