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Manos siniestras que se mueven en las sombras

El decomiso de varias armas automáticas en el puerto de Haina, a una semana de otra confiscación de 150 fusiles, municiones y pertrechos militares en Haití, obligan a los servicios de inteligencia de los dos países a mantener ojo avizor sobre las oscuras maquinaciones que podrían incubarse contra la estabilidad de ambas naciones.

Por la cantidad, los tipos de armas y el dinero que se ha invertido en ellas hay razones para sospechar que se mueven manos siniestras en las sombras para agudizar el estado de tensión y la endeble estabilidad política en Haití, a pocas semanas de las elecciones.

Con la sorpresiva salida al ruedo político del expresidente Jean Bertrand Aristide para promover a su candidata presidencial Maryse Narcisse casi al mismo tiempo en que el autor de la rebelión que lo sacó del poder en el 2004, Guy Philippe, también hace aprestos para alcanzar una curul en el Senado, el ambiente pre-electoral está sobrecargado de expectativas.

Que por aquí también aparezcan armas nuevas traídas desde Miami, semejantes a las del cargamento decomisado en Saint-Marc, Haití, aviva toda suerte de conjeturas sobre probables planes sediciosos que aun cuando tuviesen el foco en el vecino país, repercutirían inevitablemente en el nuestro.

Máxime cuando se sabe que hay sectores haitianos que no ven con buenos ojos los esfuerzos del presidente interino Jocelerme Privert por mejorar las relaciones con el gobierno dominicano, procurando superar enconos y controversias que han perturbado esos nexos en los últimos años.

En el marco del decomiso realizado ayer en el puerto de Haina, la dirección general de Aduanas emitió un comunicado en el que recuerda que en las últimas semanas ha incautado un gran número de armas de distintos calibres dentro de cajas y tanques de alimentos traídos desde varias ciudades de Estados Unidos.

No puede haber tanta casualidad en los intentos por meter armamentos modernos de manera ilegal a los territorios que comparten Haití y nuestro país en momentos que Estados Unidos y otras grandes naciones europeas extreman sus medidas de seguridad ante las amenazas del Estado Islámico de atacar sus objetivos en cualquier parte del mundo.

En islas antillanas y en el mismo Haití hay presencia activa de musulmanes que han abierto mezquitas, un fenómeno que las agencias internacionales de inteligencia observan con preocupación, sin quitarle los ojos a sus movimientos.

Aquí tampoco deberíamos descuidarnos.

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