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Mujeres en peligro

Que más de medio millón de mujeres haya acudido a la justicia en los últimos ocho años buscando protección para que sus parejas o exparejas no las maten o las maltraten, es la prueba más contundente del nivel de vulnerabilidad y del peligro que se cierne sobre sus vidas.

Si escandaloso es este dato, más sobrecogedor resulta el panorama cuando se da por un hecho que una cantidad mayor de mujeres no denuncia formalmente sus temores.

Es decir, que son más las que se quedan calladas, sumisas, que las que dan el paso valiente de señalar directamente al potencial asesino o agresor, unas veces por miedo, otras porque no confían en que la denuncia valga la pena si las autoridades no son capaces de garantizarle sus vidas o su pleno sosiego.

Pese a esos miedos, crece cada año el número de mujeres que se atreven a dar el paso, de acuerdo al registro de denuncias formales que se hacen en las unidades especializadas de género de la Procuraduría General de la República.

El hecho de que se produzcan tantos feminicidios o graves abusos contra las mujeres, incluyendo las agresiones corporales y sexuales, confirman las razones que tienen unas para denunciar y otras para callar.

La justicia recibe las quejas y, en una proporción muy mínima, ha dictado sentencias condenatorias contra los feminicidas o abusadores. En otros casos, que también quedan por debajo de la media del total de denuncias, ha ordenado medidas de protección de las amenazadas o agredidas que, lamentablemente, nunca han resultado efectivas.

En otros casos, ha prohibido expresamente a los hombres denunciados que se acerquen a los domicilios de sus ex parejas, y también así se han verificado violaciones y desconocimientos de estas medidas que desembocan en feminicidios.

Ante este dramático cuadro social es imperdonable que la sociedad, pero más que nada las autoridades que hacen las leyes y deben hacerlas cumplir, sigamos de brazos cruzados y voltear las miradas hacia otros lados para no ver, en el horizonte, el posible campo lleno de millares de cruces de las víctimas de los feminicidios.

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