Retados por las epidemias
El recrudecimiento del brote de cólera en poblaciones haitianas adyacentes a la frontera y la inminente llegada del Zika se convierten en nuevas amenazas a la salud humana en nuestro país, ya expuesta a otras epidemias de veloz propagación.
Tan preocupante es la noticia sobre las recientes muertes de 7 haitianos y el contagio de otros 26 repatriados de la República Dominicana en Anse-a-Pitres como la presencia, en el hospital de Pedernales, la ciudad dominicana más cercana a aquel lugar, de seis inmigrantes sospechosos de padecer cólera.
Las autoridades han tenido que disponer, de urgencia, un operativo de prevención en esa zona fronteriza para evitar que más haitianos sospechosos de tener cólera entren al territorio. Al mismo tiempo, han dispuesto una investigación de la calidad de las aguas del río que separa a ambas ciudades.
Ahora más que nunca es necesario un refuerzo, un control mayor, de la vigilancia fronteriza para evitar la posibilidad de que el cólera, como otras enfermedades que han transmitido aquí haitianos enfermos, también se convierta en una de las epidemias mortales que nos abate.
En cuanto a la epidemia de Zika que ya ha hecho presencia en Brasil, Colombia y otros países latinoamericanos, las autoridades dominicanas dicen que están en alerta para enfrentarla tan pronto se detecten casos sospechosos.
Como el Zika causa síntomas similares a los del dengue y la chikungunya, con la diferencia de que también provoca conjuntivitis, las autoridades sanitarias y los médicos tienen el reto de afinar muy bien sus diagnósticos, para que no sigan ocurriendo más muertes en el país por mala o incorrecta identificación de dichos malestares.
Hay que establecer con claridad cuál es el factor que causa el equívoco o el error en el diagnóstico, es decir, dónde radica la falla del sistema y de los médicos en acertar sobre el tipo de epidemia que afecta a los pacientes que atiborran en estas últimas semanas los hospitales y centros públicos de atención a la salud.