Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

EDITORIAL

¡No nos rendiremos nunca, nunca, nunca!

Al principio fueron vistos como gobiernos democráticos, pero en su discurrir han devenido en puras dictaduras por las brutales formas con que estrangulan, a base de leyes o las bravuconerías de sus presidentes, los espacios en que siempre se desempeñaban los medios de comunicación para informar sin cortapisas a los ciudadanos.

Lo que está ocurriendo ahora, en países que se ufanan de practicar la ficción llamada “socialismo del siglo 21”, es verdaderamente aterrador.

A la prensa libre la tienen cercada.

Lo único que falta es que la coloquen en paredón y le den el último tiro de gracia, porque ya le han infringido otros tiros que la tienen prácticamente herida de muerte.

En Venezuela, por ejemplo, quedan ya muy pocos diarios, radios o televisoras independientes, y estos pocos se desempeñan con mínimas condiciones de libertad. No tienen papel, han tenido que mutar a las plataformas digitales, han tenido que espaciar la publicación impresa a una o dos veces por semana y con formatos recortadísimos, y sobre ellos pendula una espada de Damocles, porque si transgreden uno de los rígidos mecanismos de control y de censura, ahí mismo tienen problemas con la autoridad.

En Nicaragua solo queda un periódico independiente, una radio independiente y una televisión independiente, pero su campo de trabajo es limitado y se estrecha cada día más.

En Ecuador, las rigideces de la ley de comunicaciones impiden que los medios independientes, los pocos que allí subsisten, puedan cumplir su misión de dar “todas las noticias”, sin censuras o temores a las multas o al cierre fulminante. El acoso o la presión contra los periodistas se refleja en más de 1,500 casos de agresión o intimidación registrados por Fundamedios, una entidad que monitorea estas acciones.

Los testimonios que se han ofrecido en la 71ava Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa, reunida en Charleston, Carolina del Sur, ponen los pelos de punta. Y evidencian que la prensa latinoamericana está cada vez más sometida a restricciones y amenazas que, sin embargo, no la van a claudicar.

Claudio Paolillo, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP, hizo una dramática apelación a todos: “No bajar los brazos, sino luchar hasta el final” contra estas siniestras intenciones. Advirtió que “en todos lados los que quieren impedir que el pueblo sepa lo que está pasando están al acecho para pegar el zarpazo en cualquier momento”.

Frente a estas embestidas dictatoriales, el grito de batalla que acaba de emitir la SIP es este: “Que lo sepan bien todos: ¡en la SIP no nos rendiremos nunca, nunca, nunca!”.

Tags relacionados