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EDITORIAL

Nuevas formas para restringir la libertad de prensa

Más allá de las consabidas formas de coerción, intimidación o limitación que se han ejercido frecuentemente sobre la libertad de prensa, se abren ahora nuevas vías, facialmente legalistas, para minimizar el espacio de los medios de comunicación en países alérgicos a la crítica y la mirada escrutadora de la prensa.

Tanto en Ecuador como en Argentina y Venezuela, igual en Chile como en Panamá, se alientan legislaciones que permiten a los gobiernos regular el ejercicio del periodismo considerándolo como un “servicio público” o de “interés público”, para subordinarlo a reglas generales que, en la práctica, limitan su campo de acción.

Se ha llegado todavía más lejos, en el caso chileno, al proponer el ministro de Medio Ambiente que todas los residuos industriales tienen que ser dispuestos para su recogida final por las propias empresas que los generan, y de ese modo a los periódicos se les quiere obligar---algo risible y ridículo en estos tiempos--a que hagan lo mismo con cada ejemplar que desechan sus suscriptores, una vez lo hayan leído. Es decir, que como desechos al fin, la responsabilidad de su disposición final es de los periódicos o de lo contrario se exponen a fuertes multas.

Evidentemente que el menú de “ideas creativas”, pero altamente perniciosas contra la prensa independiente, se va enriqueciendo progresivamente mientras, por otro lado, varios gobiernos impulsan el llamado modelo de la “prensa comunitaria” como supuesta alternativa a la prensa que operan empresas privadas.

Esos “medios comunitarios”, por lo general vinculados o patrocinados por los gobiernos que impulsan estas coerciones, reciben todo el apoyo económico y publicitario en desmedro de la prensa independiente, y se promueven, según dicen los promotores, para romper el esquema de la “concentración” de estos últimos en manos privadas.

Todo este conjunto de iniciativas aborrecibles y francamente atentatorias contra la libertad de prensa forman parte de las nuevas formas restrictivas que sin suplantar a las violentas o a otras legales, emergen en países donde la libertad de expresión se ve cada día más asfixiada.

La Sociedad Interamericana de Prensa, que está reunida en su 71ava asamblea general en Charleston, Carolina del Sur, está abordando la magnitud de estos peligros con la finalidad de organizar nuevas estrategias para preservar la libertad de prensa frente a estas amenazas, y es bueno que las sociedades democráticas estén alertas y conozcan de estas intenciones para que sepan actuar a la hora en que, como todo crimen alevoso, intenten colarlas en nuestras leyes para darle una estocada mortal a esta preciada conquista de la democracia.

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