El 2016 debe ser, necesariamente, el Año de la Salud

Con el nivel de deterioro que presentan muchos hospitales públicos, algunos de ellos emblemáticos como el Luis E. Aybar, de la capital, es imperativo que se destine a la salud del país, el próximo año, una mayor porción del Producto Bruto Interno como se hizo con la educación.

Pudiera darse el gran paso hacia un “Pacto por la salud” que, de manera gradual, fije mayores partidas del presupuesto del año que viene, y de los siguientes, para incrementar los procesos de remodelación y reequipamiento de los hospitales públicos más importantes.

En paralelo, con mejores presupuestos también es posible multiplicar los centros de atención primaria que ya el Gobierno ha comenzado a construir y pensar en otros hospitales regionales modernos, bien equipados y con personal médico y paramédico de óptimas calidades.

Como ya se han hecho gruesas y relevantes inversiones en la educación, el turno le toca ahora, sin menoscabo del primer sector, a la salud, para que se complete la ecuación ideal de pueblo educado, pueblo sano, que es la máxima aspiración de cualquier sociedad progresista.

Un “Pacto por la salud”, desde luego, supone algo más que edificación y equipamiento de hospitales o mejoramiento de las condiciones de trabajo de sus médicos y enfermeras.

Es crear un marco más humano, más efectivo a la seguridad sanitaria de los dominicanos, lo que en definitiva se convertiría en un pacto que comprometería no sólo al Gobierno con un sector específico, sino con toda la sociedad.

No podemos seguir viviendo el drama de hospitales donde los pacientes no tienen acceso a consultas regulares, a las atenciones quirúrgicas o al internamiento en salas limpias y dignas, a las medicinas y a todo cuanto propenda al cuidado de su salud, por culpa de precariedades y carencias que vienen de viejo.

El “Pacto de la salud” debe de convertirse en un objetivo a corto plazo. Ideal que aprovechemos el 2016 para dar ese gran paso.