Santo Domingo 30°C/30°C few clouds

Suscribete

Un hito en nuestra historia

A la medianoche del miércoles se cumplió el plazo establecido para la inscripción de los extranjeros en el plan de regularización de su estatus migratorio en el país, un proceso que marca un hito en nuestra historia.

Con este plan se alcanzan varios objetivos:

-Se valida una nueva política de migración, que sustituye la mudez y la indecisión que existía en torno a las normas migratorias que durante mucho tiempo dejaron de cumplirse o fueron supinamente ignoradas por la autoridad y que han sido factor para que el país haya sido penetrado masivamente por inmigrantes ilegales.

-Se definen con claridad y amplitud las bases que acompañarán todo proceso de regularización de los extranjeros en situación migratoria anormal o ilegal y, a futuro, de su eventual naturalización como ciudadanos dominicanos, siempre y cuando cumplan con los requisitos establecidos.

-Se dota a la nación de un registro civil más confiable y depurado y al mismo tiempo se crea una base de datos más actualizada de los inmigrantes indocumentados que pudieron reunir sus papeles y certificaciones para regularizar su estatus residencial, así como de aquellos que, por virtud de la ley, deben ser repatriados.

-Se inaugura una etapa en que la defensa de la soberanía nacional, entendida en el prisma de la protección y el respeto de nuestras fronteras, debe asumirse como una política de cumplimiento irrenunciable, no como un asunto convencional que se cumple o no se cumple dependiendo de la actitud de “mirar hacia otro lado” cuando se permite, por paga o por lo que sea, la infiltración ilegal de inmigrantes o el más burdo negocio de trata o tráfico de estos.

-Se blindan los mecanismos legales y constitucionales para que la aplicación de las normas migratorias o de ciudadanía no dependa de caprichos o presiones de organismos internacionales o gobiernos injerencistas, sino del modelo que el país entienda que es más práctico y más universal, sin violentar el orden jurídico internacional.

A lo largo de todo este proceso ha quedado claro que muy pocos países han sido capaces de articular un modelo de regularización de extranjeros como el nuestro, invirtiendo enormes sumas de dinero para ofrecerlo gratuitamente a los interesados y siendo benévolos y flexibles en la exigencia de los requisitos, y con demasiados enemigos del plan bombardeándolo cada día a ver si fracasaba.

Han sido muchas las presiones que el país ha tenido que soportar, muchas las falacias y mentiras que se han vertido para interferir con el proceso y desacreditarlo; muchas las triquiñuelas que se han articulado desde el exterior y desde dentro para dinamitar el proceso y, por vía de consecuencia, desdibujar el mandato constitucional.

Y así llegamos a la hora cero, a partir de la cual comienza otra que no será menos tensa ni menos desprovista de los mismos elementos que se conjugaron para impedir, sin éxito, que el país se diera su propio estatuto sobre la migración y la ciudadanía, sin hacer mucho caso a las recomendaciones de otros países que, al día de hoy, sacan a patadas y con desprecio, de sus territorios, a los que buscan refugio en ellos a causa de la guerra y del hambre que azotan a sus pueblos de origen.

Tags relacionados