Monte Plata: ¡cambiemos la paradoja!
Una extraña paradoja marca la realidad actual de Monte Plata: es una de las provincias con más riquezas naturales y potencialidad agraria y ganadera y, sin embargo, sobrevive en medio de precariedades que pueden ser superadas si sus fuerzas vivas se unen en ese propósito.
Al abrazarse a un plan decenal de desarrollo (2006-2016), como parte fundamental de la estrategia del milenio de las Naciones Unidas para salir de su estado actual, Monte Plata ha dado pasos relevantes para organizar su futuro sobre la base de proyectos sustentables y rentables que, aún marchando satisfactoriamente, no generan todavía los empleos y los bienes que necesita para superar la pobreza.
Ese reto ha enseñado a su gente a organizar la planificación de sus metas, tal vez como ninguna otra comunidad dominicana lo ha hecho. Lo que falta es que una institución, por consenso de todos los sectores de la provincia, asuma el liderato y la voz cantante del proceso, como lo acaban de hacer los de Puerto Plata, gracias a cuya unión entre hoteleros, productores e industriales comienza a superar el estancamiento que tuvo su industria turística.
En Monte Plata hay sectores que, individualmente, podrían capitalizar el esfuerzo desarrollador. Lo que procede es que ninguno de ellos monopolice la dirección, sino que todos hagan una suma de poderes e influencias para que un ente social sea el cabecilla, el que diga cómo empujar la carreta hacia adelante.
Esa provincia ha sido privilegiada por la naturaleza y el clima. Cuenta con la más importante industria para el cultivo y procesamiento de la Palma Africana, de la cual se extrae aceite vegetal; dispone de una vasta plataforma para la producción de cacao orgánico con certificación internacional y creciente demanda en los mercados internacionales, así como con excelentes empresas para la producción de ganado de carne y leche con procesadora de lácteos.
Tiene también un futuro prometedor con la piña, asegurándose mercados en Canadá, Estados Unidos, Europa e Israel; está repuntando su producción de caña de azúcar, antigua base fundamental de su economía, con la producción de alcohol y la instalación de un nuevo ingenio para lograr la panela, y como si fuera poco, Monte Plata cuenta con un diversidad de balnearios y lugares para capitalizar buena parte del turismo local e internacional, que ahora busca asiento en otras zonas.
El gran reto de Monte Plata es superar la paradoja: olvidarse del lastre de la pobreza, de considerarse pobre, y actuar convencida de que sus riquezas son abundantes, confiar en su capacidad y denuedo para echar para adelante, integrar a sus sectores para no dispersar el esfuerzo estratégico. Y proclamar a los cuatro vientos que es una provincia solvente, poderosa y capaz.
Así de simple.