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ENFOQUE

Trump el ataque a siria y la agenda nacionalista

El pasado 6 de abril Estados Unidos atacó con 59 misiles Tomahawk, la base aérea Al Shayrat en Siria.

El presidente Trump justificó el bombardeo como una acción humanitaria, encaminada a castigar al Gobierno sirio por el ataque con armas químicas efectuado el 4 de abril en la localidad Khan Sheikhoun bajo control rebelde, en la provincia de Idlib.

El presidente ni siquiera consultó al Congreso para el ataque y, en un giro que recuerda el inicio de la guerra contra Iraq lanzada por EE.UU., en 2003, ninguna prueba sólida que incrimine la aviación siria fue presentada. Según Trump, el horror generado en él por las fotos de los niños sufriendo por los efectos de los gases motivó la decisión de atacar la base aérea de donde despegó el avión responsable del supuesto ataque químico. Viniendo de él, este argumento no es creíble.

En los meses de marzo y agosto de 2013, ataques con armas químicas a pueblos cercanos a Damasco y Aleppo llevaron al presidente Obama a considerar una arremetida contra el ejército sirio. Entonces, como ahora, abundantes fotos desgarradoras de niños afectados por los gases aparecieron en los diarios. Sin embargo, Trump se opuso de manera pública y tajante a que Obama atacase a Siria bajo el argumento de que Estados Unidos no sacaría nada bueno de ello; que tal acción podría llevar a una guerra con Rusia y que se requería aprobación del Congreso.

Más aún, ahora como presidente, Trump se propone reducir la aportación de EE.UU., al Programa Mundial de Alimentos de la ONU y cortar en 15.2 billones (29%) el presupuesto del Departamento de Estado para el 2017, lo cual reducirá sensiblemente la ayuda alimentaria, lo que condena a la muerte a miles de niños en Nigeria, Yemen, Sudán del Sur y Somalia, países donde 1.4 millones de niños ya padecen malnutrición severa y sobre los que se avecina una hambruna grave, como anunciara Stephen O’Brien, coordinador de la ONU para Asuntos Humanitarios.

Mientras tanto, Trump se propone aumentar en 54 billones el gasto militar. Hay que buscar en otro lado la razón del ataque a Siria de parte de Trump.

El caucus por la libertad y Rusia

Desde su juramentación Trump ha tenido victorias que le han permitido cumplir promesas de campaña, pero la mayoría se obtuvieron vía decretos presidenciales, solo una importante fue producto de una victoria congresional: la confirmación de Neil Gorsuch como juez de la suprema corte de justicia.

Sin embargo, las derrotas abundan: los demócratas han sido exitosos en retrasar la confirmación de puestos claves del Gobierno; la implementación del decreto que impediría la entrada al país de ciudadanos de varios países ha sido bloqueada dos veces por las cortes y lo más doloroso para Trump, su intento de cumplir con una de las promesa fundamentales, anular y reemplazar el Obamacare, fue descarrilado en la Cámara de Representantes nada más y nada menos que por congresistas republicanos del Caucus Por La Libertad, todos llevados a sus puestos por el Tea Party y pertenecientes a la facción del partido que nunca flaqueó en apoyarlo en la campaña.

La reforma del Obamacare es muy importante. Ella debe generar cerca de 800 billones en ahorros, lo cual es vital para la reducción de impuestos que se contempla en la reforma impositiva que prometiera Trump.

Desde antes de la inauguración del nuevo gobierno, los demócratas y la prensa que les apoya -la mayoría de la prensa tradicional con excepción de Fox- ha mantenido una campaña obsesiva sobre una supuesta coordinación entre Rusia y el equipo de Trump en las elecciones. El objetivo ha sido claro: obstaculizar al Gobierno y restarle legitimidad.

Ninguna evidencia que valide la acusación ha sido presentada, pero tres investigaciones sobre el tema, con vocación de prolongarse de manera indefinida, están en curso en la Cámara de Representantes, en el Senado y en el FBI. Trump necesitaba desesperadamente una acción que diera al gobierno una victoria indiscutible, invalidara la historia de su coordinación con Rusia, destruyera la imagen de títere de Putin que la prensa había erigido y subiera la aprobación de su gobierno, confinada a un bajísimo 37%.

El supuesto ataque químico ofreció la excusa; el bombardeo de la base siria era justo lo que Trump necesitaba. La evidencia es el exuberante regocijo con que los demócratas, que le escoriaban hasta hace poco, respondieron. Fareed Zakaria, ultra liberal y ultra globalista, declaró que Trump “se hizo presidente con el ataque a Siria” y la prensa pro-Demócrata no ha parado de elogiar la decisión de Trump de desafiar a Putin. Para completar, el bombardeo fue cuidadosamente coreografiado para que ocurriera en el momento que Trump se reunía con el presidente de China (Xi Jinping) en Florida y así enviar un mensaje tanto a este país como a Corea del Norte.

*El autor es economista y representó al país en el FMI.

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