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Costa norte es escenario de un estudio sobre un tsunami de 1946

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Solange De La Cruz MatosSanto Domingo

El 4 de agosto se cumplió el septuagésimo aniversario del maremoto que borró del mapa a la comunidad de Matancitas, en la provincia María Trinidad Sánchez, como consecuencia de un terremoto de 8.1 de magnitud, ocurrido en 1946, en la costa norte del país, el más fuerte de que se tenga registro con instrumentos (sismógrafo) en la región del Caribe.

El fenómeno ha sido documentado cuidadosamente por el experto en tsunami Hermann Fritz, del Instituto Tecnológico de Georgia, Atlanta, Estados Unidos, junto a la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet), con trabajos de campo en marzo y septiembre de 2014 y en mayo de 2016. El informe final estará listo en unas semanas.

Esta investigación de carácter estrictamente científico fue apoyada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el componente de los traslados al país.

Fritz refiere que el trabajo en el territorio lo hicieron en la costa norte, desde Punta Cana, en La Altagracia, hasta La Isabela, en Puerto Plata, en una longitud de unos 400 kilómetros, buscando testigos y vestigios, logrando buenos testimonios de primera y segunda fuentes. Con las personas que todavía sobreviven al fenómeno volvieron al terreno para reconstruir parte de los hechos.

“Es una zona bastante amplia, donde hubo observaciones muy buenas. Ocurrió un domingo, justo después del almuerzo. Todo el mundo estaba despierto. Hay historias increíbles de sobrevivientes. Un señor en Playa Rincón nos contó que otro señor sobrevivió subiendo a una mata de almendra. La zona es bastante llana y el mar entró unos 700 metros y es difícil escapar corriendo”, indicó.

Testigos del maremoto de 1946 dijeron que hubo un retiro del mar entre Samaná, Las Terrenas, Nagua, Matancitas y Cabrera, entrando unos 10 o 15 minutos después del terremoto. Sobre este punto, advierte que luego de la primera ola no se debe retornar de inmediato al lugar porque pueden generarse otras olas. Producto del terremoto, en Sabana de la Mar, el terreno bajó un poco de nivel.

El experto indica que el tramo de la costa norte localizado en la bahía Escocesa es muy erosivo: “Visitamos Matancitas en 2014 y en 2016, y miramos la playa y sacamos medidas; la playa se retiró como diez metros en dos años. La arena se fue al mar, pero el mar está al mismo nivel cuando medimos con un punto fijo como una palmera”.

Advierte que como en el país han ocurrido pocos eventos de esa naturaleza, el temor de que cuando suceda haya un gran número de víctimas es creciente debido a que las personas no tienen memoria de eventos anteriores, por lo que no sabrán cómo actuar. En la costa sur de la isla, donde se encuentra la falla La Trinchera de los Muertos, el último gran maremoto ocurrió en 1751, hace 265 años.

Fritz estuvo recientemente en el país como observador en los simulacros de tsunami que se realizaron en las comunidades sureñas de Haina, Nigua y Palenque, como parte del proyecto Acciones que salvan vidas: preparación ante desastres y reducción del riesgo sísmico y de tsunamis en la costa sur, que implementan la Unesco y la Asamblea de Cooperación por la Paz para preparar a las personas.

(+) TRABAJO DE CAMPO POR TERREMOTO DE HAITÍ Fritz llegó por primera vez al país a raíz del terremoto de Haití, en 2010, para hacer trabajo de campo sobre ese evento, que tuvo una duración de un minuto y una magnitud de 7.2, generando más de 300,000 víctimas mortales.

Tras el evento se sucedieron dos pequeños tsunamis, provocados posiblemente por deslizamientos de bordes costeros. Uno de ellos ocurrió en la bahía de Puerto Príncipe, con una ola de tres metros de alto que cobró la vida de dos niños y su abuelo en Petit Paradise. El otro sucedió en la costa sur, en Jacmel, sin muertes, con una ola expansiva que llegó, ya disminuida, hasta las costas de Pedernales.

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