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CON EL SUDOR DE SU FRENTE

Don Pipí: emprende con gran ejemplo

Don Pipí no para de trabajar, su energía se renueva cada día en busca de seguir superándose y cosechando el fruto de su arduo trabajo.

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Marlenis Collado / Luis BeiroCotuí, Sánchez Ramírez

Don Pipí posee memoria prodigiosa. Todavía recuerda su andar descalzo para subir las lomas de la provincia Sánchez Ramírez, calzando botas de gomas desgastadas que a cada rato lo proyectaban contra las rocas que ondeaban sobre la tierra húmeda.

Corría el año 1982, y su hogar entonces traslucía la miseria material propia de zonas despobladas, bajo condiciones de mala vida: sin luz ni agua, rodeada de tierra pantanosa y sin otra esperanza que, al salir el sol le permitiera salir sin rumbo fijo a buscar cómo mantener a su familia.

Sus padres le llamaron Pedro Ferreira, pero todo Cotuí lo conoce como Don Pipí. A pesar de su cuna humilde, cobijada de pachulí, en su interior bullía un resplandor distinto. Su estirpe tenía algo que ver con los hombres que no se dan nunca por vencidos.

En la finca de la familia Brito, liderada por Hipólito, se congregaba periódicamente una pléyade de jóvenes que, como él, soñaban con transformar la hostilidad de aquella geografía para transformarla en proyectos auto sostenibles, tanto para los comunitarios de la región, como para todo el país.

Así, desde 1984, Don Pipí y el grupo de muchachos emprendedores se integra a ENDA (Desarrollo y Medio Ambiente por sus siglas en inglés), ONG que impulsa en la República Dominicana proyectos y que desde esa fecha ha venido trabajando en coordinación con varios ministerios, entre ellos el de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Varias décadas de intensa labor dieron sus frutos. El proyecto dio origen a una estructura comercial donde la agroforestación y la reforestación sacaron de la miseria a unas cinco mil familias, fundamentalmente a cubrir el suelo con plantas de cacao, frutales, maderables y aromáticas.

“Cuando la Barrick Pueblo Viejo conoce este proyecto, ya la Federación era una institución consolidada en la zona que abarcaba unas 10 mil hectáreas de terreno equivalentes a diez veces la extensión de la operación minera de Barrick Pueblo Viejo, y que abarcaba 22 municipios, desde Piedra Blanca hasta Monte Plata, Yamasá, Sabana Grande de Boyá, así como las provincias Sánchez Ramírez, Monseñor Nouel y Monte Plata”, explica Ferreira.

Él es hoy un hombre feliz y realizado profesionalmente. Se ha convertido en uno de los más prósperos empresarios de la zona y reconoce que sin la ayuda de la Barrick Pueblo Viejo la Federación que preside no hubiera alcanzado el nivel de rentabilidad, sostenibilidad y reciclaje que ostenta hoy día.

Sobre el nuevo tipo de reforestación que está alcanzado la Federación con la ayuda de la Barrick Pueblo Viejo, Don Pipí dice con orgullo: “Esta modalidad se convierte en un alto potencial para las familias, produce alimentos a diario y es rentable, por eso propusimos que se reforestara con plantas como el cacao y árboles maderables”.

Impulso Don Pipi mira de frente cuando habla. Pero a veces su mirada contempla las alturas como si quisiera expandir su mensaje por esos espacios de Dios.

Es un hombre realizado. No tiene un título universitario, pero no le ha hecho falta. Su visión y su esfuerzo lo han convertido en empresario. Ahora mismo, el proyecto aporta empleos directos y desarrollo de pequeños empresarios. Genera recursos fruto de la venta de los cultivos y las plantaciones de los comunitarios a ENDA y a terceros, de los 15 viveros hasta ahora afiliados, que se conectan por cinco enlaces o líderes. Eso ha generado en las comunidades un dinamismo económico, por la mano de obra que sale de la comunidad. Una vez que esto se logra se hace sostenible por sí solo, gracias a los beneficios económicos que van permitiendo su desarrollo constante y la capacidad instalada en las comunidades.

Con un acento de voz cibaeño muy marcado Don Pipí dice que los beneficiarios del proyecto no son en letras sino en hechos. “Sabemos de cualquier lugar donde hay una planta y quien la produce”, enfatiza.

((Alcance Empoderado con el trabajo de la tierra Durante sus más de 40 años trabajando, Don Pipí entiende que ha sido un camino de gran envergadura. Empoderado con el trabajo de la tierra

Durante sus más de 40 años trabajando, Don Pipí entiende que ha sido un camino de gran envergadura. Su labor va más allá de producir, pues tiene que dar seguimiento al proceso. Se nota apasionado y hace hincapié en que los frutos son resultados de que la comunidad se empoderó y empezó a trabajar la tierra, “porque el que comienza nunca cree hasta que ve”, afirma.

En el sendero de emprender, Ferreira había cursado el segundo grado. Más tarde, su formación educativa se dio a través de las distintas asociaciones internacionales. La plataforma que preside Don Pipí es un eslabón para que la juventud y las mujeres de su comunidad se formen a nivel técnico y puedan terminar el nivel medio de formación académica.

Las siembras también están en su hogar, sus hijos e hijas son profesionales graduados en ebanistería, educación, mercadotecnia, milicia y medicina.

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